Reuters

El número de muertos por el motín carcelario registrado esta semana en Ecuador aumentó a 118, dijeron las autoridades, mientras la policía continuaba con los operativos al interior de la Penitenciaría del Litoral para mantener el orden y control del centro de detención.

Los enfrentamientos del martes fueron parte de una rivalidad entre bandas que luchan por captar el liderazgo de la prisión. Los incidentes se produjeron en medio de una ola de violencia carcelaria desatada en el país sudamericano, luego de que los disturbios de febrero y junio de este año dejaron al menos 79 y 22 muertos, respectivamente.

Los funcionarios han dicho que las pandillas tiene alianzas con grupos criminales transnacionales y que luchan por las rutas del narcotráfico en el país andino.

La policía dijo el jueves en la noche que el número de muertos por los disturbios aumentó a 118, frente al recuento anterior de 116 presos. Unos 79 reclusos resultaron heridos y están recibiendo tratamiento en hospitales.

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Las autoridades enviaron a cientos de uniformados a la prisión el jueves para mantener el orden. La comandante de policía, Tannya Varela, dijo que los oficiales desmantelaron las estructuras físicas que los presos construyeron dentro de las instalaciones y se incautaron armas, municiones y droga que se encontraban dentro de las celdas.

“Seguiremos haciendo esta limpieza dentro del centro penitenciario porque también ellos (los presos) deben tener su mensaje: el Estado está presente”, dijo Varela la noche del jueves. “Quien tiene la autoridad somos nosotros, no ellos”.

La policía dijo el viernes que continúa ejecutando operativos de requisa en la cárcel.

La entidad penitenciaria, SNAI, escribió en su cuenta de Twitter que Medicina Legal aún estaba trabajando para identificar a las víctimas, mientras decenas de familiares de reclusos se mantienen frente a una morgue de Guayaquil en busca de información de sus seres queridos.

Karen Zambrano, quien ha pasado tres días fuera de la morgue para identificar el cuerpo de su hermano de 23 año, dijo que vio en un vídeo publicado en las redes sociales que había sido decapitado.

Las autoridades han dicho que al menos seis de las víctimas fueron decapitados el día de los disturbios.

“Siento dolor, rabia, impotencia, no puedo enterrar a mi hermano cuando yo sé que ya está muerto”, dijo Zambrano, de 32 años.