Estados Unidos superará este año a Arabia Saudita como el principal exportador de petróleo del mundo, según indicó la compañía de investigaciones energéticas Rystad Energy, citada por CNN.
Se trata de un hito en la industria que rompe el dominio del reino saudita en las ventas de crudo que ostentaba desde la década de 1950, cuando ingresó en los mercados internacionales.
De acuerdo al informe de Rystad Energy, consultora con sede en Noruega, publicado el jueves, el cambio está basado en el “boom” del petróleo shale, que Estados Unidos ha estado extrayendo en los últimos años y por el cual Texas ha vuelto a convertirse en un polo de la industria petrolera.
De hecho, aunque el petróleo shale, o no convencional, también se puede obtener en otros estados, la Cuenca Pérmica bajo Texas es el centro de la industria y el campo petrolero más grande del país.
Gracias a la extracción del shale, es decir el petróleo y gas que estaban atrapados en grandes rocas y al que se ha podido acceder gracias a las nuevas tecnologías de perforación, el país duplicó su producción en la última década y se encuentra rompiendo sus propios récords.
De hecho, Estados Unidos ya produce más petróleo que cualquier otro país en el mundo, incluyendo a potencia petroleras como Rusia y la misma Arabia Saudita, de acuerdo a la Administración de Información sobre Energía (EIA) en Washington.
En 2015, movido por este “boom” que significó la capacidad de autoabastecerse y aún así lograr un sobrante, el congreso de Estados Unidos levantó una prohibición a las exportaciones de crudo que tenía ya 40 años, como recuerda CNN. Desde entonces las ventas al extranjero no han parado de crecer.
En la actualidad Arabia Saudita exporta siete millones de barriles de petróleo y dos millones de barriles de gas natural y productos de petróleo al día, de acuerdo a Rystad. Estados Unidos exporta tres y cinco millones al día, respectivamente. Pero se espera que para finales de 2019 esta diferencia desaparezca.
Además, según el Departamento de Energía de Estados Unidos, se espera que para el 2020 el país exporte más energía de la que importa, algo que no sucede desde 1953 y que significa que Washington ya no dependerá de petróleo importado para su economía lo que trae aparejado cambios en su política exterior.
Por otro lado el “boom” de la extracción también genera nuevas problemáticas ambientales, tanto por la enorme contaminación liberada por los procesos como por los riesgos de una mayor cantidad de derrames de petróleo en un Golfo de México, cada vez más atestado de barcos.
El shale, o roca de esquisto, es una enorme formación que contiene gas y petróleo en su interior a los cuales no se puede acceder por métodos tradicionales para la extracción del crudo, como los utilizados en Arabia Saudita, siendo necesarias técnicas más avanzadas y a menudo costosas.