El ataque contra cuatro petroleros en las proximidades del estrecho de Ormuz ha encendido las alarmas sobre lo frágil que es la seguridad en la región, en un momento en que la tensión entre EE.UU. e Irán se encuentra en uno de los puntos más altos de los últimos años. Arabia Saudí afirmó ayer que dos de sus petroleros fueron objeto el domingo de un “sabotaje” en la zona exclusiva económica de Emiratos Árabes Unidos. Los otros dos buques tienen bandera emiratí y noruega.
El ministro de Energía saudí, Jalid Al Falih, dijo que los barcos sufrieron “daños significativos”, pero no hubo víctimas. En vídeos difundidos ayer se puede ver un hueco en la popa del barco noruego al nivel del agua. Las especulaciones sobre la autoría del ataque han desbordado las redes sociales de la región, pero por el momento las autoridades han asegurado que llevan a cabo una investigación en la que también participa Estados Unidos.