A LO LARGO DE LA FRONTERA ISRAEL-GAZA – Los diez hombres armados de Gaza sabían exactamente cómo encontrar el centro de inteligencia israelí y cómo entrar en él.

Tras cruzar a Israel, se dirigieron hacia el este en cinco motos, con dos hombres armados en cada una, disparando a los autos civiles que pasaban junto a ellos.

Dieciséis kilómetros después, se desviaron de la ruta hacia una zona boscosa y se bajaron de las motos frente a la puerta sin vigilancia de una base militar. Volaron la barrera con una pequeña carga explosiva, entraron a la base y se detuvieron para tomarse una selfie en grupo. Luego mataron a tiros a un soldado israelí desarmado vestido con una remera.

Por un momento, los atacantes parecieron dudar sobre qué hacer a continuación. Entonces uno de ellos sacó algo de su bolsillo: un mapa del complejo codificado por colores.

Reorientados, encontraron una puerta sin llave que daba a un edificio fortificado. Una vez dentro, entraron a una sala llena de computadoras: el centro de inteligencia militar. Refugiados bajo una cama de la habitación, encontraron a dos soldados.

Los mataron a tiros.

Esta secuencia fue captada por una cámara montada en la cabeza de uno de los terroristas que murió más tarde. The New York Times revisó las imágenes y después verificó los hechos entrevistando a funcionarios israelíes y analizando el video militar israelí del ataque.

En ellas se ofrecen escalofriantes detalles de cómo Hamas, la milicia que controla la Franja de Gaza, logró sorprender y superar al ejército más poderoso de Oriente Medio el pasado sábado, irrumpiendo a través de la frontera, invadiendo más de 50 kilómetros cuadrados, tomando más de 150 rehenes y matando a más de 1.300 personas en el día más mortífero de los 75 años de historia de Israel.

Un hombre armado en una vigilia con velas en Tel Aviv por los muertos en la guerra y por los rehenes israelíes retenidos por Hamas. Foto: Avishag Shaar-Yashuv/The New York Times

Un hombre armado en una vigilia con velas en Tel Aviv por los muertos en la guerra y por los rehenes israelíes retenidos por Hamas. Foto: Avishag Shaar-Yashuv/The New York Times

Con una planificación meticulosa y un conocimiento extraordinario de los secretos y debilidades de Israel, Hamas y sus aliados doblegaron todo el frente de Israel con Gaza poco después del amanecer, conmocionando a una nación que desde hace mucho toma la superioridad de su ejército como un dogma.

Utilizando drones, Hamás destruyó torres clave de vigilancia y comunicaciones a lo largo de la frontera con Gaza, imponiendo amplios puntos ciegos al ejército israelí. Con explosivos y tractores, Hamas abrió brechas en las barricadas fronterizas, permitiendo el paso de 200 atacantes en la primera oleada y de otros 1.800 más tarde ese mismo día, según las autoridades.

En motos y camionetas, los atacantes se adentraron en Israel, dominando al menos ocho bases militares y perpetrando atentados terroristas contra civiles en más de quince pueblos y ciudades.

Documentos de planificación de Hamas, videos del ataque y entrevistas con funcionarios de seguridad muestran que el grupo tenía un conocimiento sorprendentemente sofisticado de cómo operaba el ejército israelí, dónde tenía apostadas unidades específicas e incluso el tiempo que tardarían en llegar los refuerzos.

Las fuerzas armadas israelíes dicen que, una vez finalizada la guerra, investigarán cómo Hamas consiguió traspasar sus defensas con tanta facilidad.

Pero tanto si las fuerzas armadas fueron descuidadas con sus secretos como si fueron infiltradas por espías, las revelaciones ya inquietan a funcionarios y analistas que se preguntan cómo el ejército israelí -famoso por su recolección de inteligencia– podría haber revelado inadvertidamente tanta información sobre sus propias operaciones.

El resultado fue una asombrosa serie de atrocidades y masacres, en lo que el presidente israelí Isaac Herzog ha descrito como la peor matanza de judíos en un solo día desde el Holocausto.

Esto destrozó el aura de invencibilidad de Israel y provocó un contraataque israelí en Gaza que ha causado la muerte de más de 1.900 palestinos en una semana, con una ferocidad nunca vista en Gaza.

Personas en una vigilia con velas en Tel Aviv por los muertos en la guerra y por los rehenes israelíes retenidos por Hamas. Foto: Avishag Shaar-Yashuv/The New York Times

Personas en una vigilia con velas en Tel Aviv por los muertos en la guerra y por los rehenes israelíes retenidos por Hamas. Foto: Avishag Shaar-Yashuv/The New York Times

También acabó con el supuesto de que Hamas, designado desde hace mucho como grupo terrorista por Israel y muchos países occidentales, se había ido interesando gradualmente más en dirigir Gaza que en utilizarla para lanzar grandes ataques contra Israel.

Hamas hizo creer a los israelíes que estaba “ocupado en gobernar Gaza”, declaró Ali Barakeh, dirigente de Hamás, en una entrevista televisiva el lunes. “Todo el tiempo, por debajo de la mesa, Hamás se preparaba para este gran ataque”, añadió.

‘Hamas en el kibutz’.

Los terroristas estaban dentro de la casa de Addi Cherry, al otro lado de una puerta cerrada sin llave.

Cherry, su marido y sus tres hijos estaban escondidos en el dormitorio de su hijo mayor, oyendo a los hombres armados deambular por el living.

“Por favor, ayúdanos”, le escribió Cherry en un mensaje de texto a una amiga mientras uno de los asaltantes se acercaba cada vez más a la puerta del dormitorio.

Entonces este tomó el picaporte.

El día de la familia Cherry había comenzado con una ráfaga de cohetes desde Gaza, poco después de las 6 de la mañana.

Cherry, economista, y su marido, Oren, ingeniero, corrieron con sus hijos al dormitorio del mayor, que hacía las veces de refugio antiaéreo.

Al principio, los acontecimientos de la mañana les resultaron angustiosamente familiares. La familia Cherry vive en el kibutz Nahal Oz, una aldea rural de unos 500 habitantes situada en Israel unos cientos de metros al este de la frontera con Gaza. Los disparos de cohetes a primera hora de la mañana -y la consiguiente corrida al refugio- son una característica frecuente de la vida en la región.

“Como siempre”, recordaba haber pensado Addi Cherry.

Pero esa mañana pronto se presentó diferente. Los cohetes seguían llegando, muchos de ellos se adentraban en territorio israelí.

Luego, desde los campos que rodean al pueblo, llegó el sonido de disparos.

Oren Cherry salió del dormitorio y se asomó por las persianas de las ventanas del living.

“Oh, Dios”, recuerda Addi Cherry que gritó su marido. “¡Hamas en el kibutz! Hamas en el kibutz”.

Eran las 7:20 de la mañana.

Cientos de invasores de Hamas, portando armas y lanzacohetes al hombro y llevando la cinta verde del grupo en la cabeza, atravesaban los campos del pueblo.

Eso formaba parte de un ataque coordinado que, según muestran documentos y videos, asignaba escuadrones de atacantes a blancos precisos. Mientras unos arrasaban bases militares, otros se introducían en zonas residenciales, secuestrando y matando civiles sin piedad.

Llegarían a la calle de los Cherry en cuestión de minutos.

La familia tuvo que actuar con rapidez. Su refugio antiaéreo -el dormitorio de un adolescente- no tenía cerradura.

Los padres tomaron una silla y la colocaron bajo el picaporte de la puerta para dificultar que la abrieran.

Arrastraron un pequeño armario y lo apretaron contra la silla.

Luego esperaron. Había una base militar junto al pueblo. Sus tropas llegarían en cuestión de minutos, recordó pensar Addi Cherry.

Lo que no sabía era que muchos de ellos ya estaban muertos.

‘Tomen soldados y civiles’

A lo largo de la frontera, los hombres armados de Hamas ya habían invadido la mayoría, si no todas, las bases fronterizas israelíes.

Las imágenes de las cámaras montadas en la cabeza de los atacantes, incluido el video del asalto al centro de inteligencia, mostraban a los combatientes de Hamas –parte de su sumamente entrenada brigada Nukhba- rompiendo las barricadas de varias bases con las primeras luces de la mañana.

Tras atravesarlas, no tuvieron piedad y abatieron a tiros a algunos soldados en su cama y en ropa interior. En varias bases, sabían exactamente dónde estaban los servidores de comunicaciones y los destruyeron, según un alto oficial del ejército israelí.

Con gran parte de sus sistemas de comunicaciones y vigilancia fuera de servicio, los israelíes a menudo no podían ver llegar a los comandos. Les resultó más difícil pedir ayuda y organizar la respuesta. En muchos casos, no pudieron protegerse a sí mismos, para no hablar de los pueblos civiles de los alrededores.

Un documento de planificación de Hamás -encontrado por los equipos de emergencia israelíes en un pueblo- mostraba que los atacantes estaban organizados en unidades bien definidas con objetivos y planes de batalla claros.

Un pelotón tenía designados navegantes, saboteadores y conductores, así como unidades de mortero en la retaguardia para dar cobertura a los atacantes, según muestra el documento.

El grupo tenía un objetivo específico -un kibutz- y los atacantes tenían la tarea de invadir la aldea desde ángulos específicos. Tenían estimaciones sobre cuántas tropas israelíes estaban estacionadas en puestos cercanos, cuántos vehículos tenían a su disposición y cuánto tiempo tardarían esas fuerzas de rescate israelíes en llegar hasta ellos.

El documento está fechado en octubre de 2022, lo que indica que el ataque se planeaba desde hace por lo menos un año.