Nuestra especie es mucho más vieja de lo que se pensaba. El hallazgo de unos restos en Marruecos ha vuelto a sacudir el mapa de la evolución humana y obligará a cambiar las fechas de las cronologías: el homo sapiens tiene al menos 300.000 años, y no 200.000 como se pensaba hasta ahora. No sólo eso: la cuna de la especie se desplaza al norte de África, a Jbel Irhoud.
Un homo sapiens extremadamente parecido a cualquier individuo actual, según los investigadores. “La cara de uno de estos primeros homo sapiens es la de cualquiera con el que podríamos cruzarnos en el metro”, ha afirmado Hublin, cuya investigación ha sido publicada este miércoles en la revista Nature junto a otro estudio que apunta en la misma dirección.
Hasta ahora, la teoría más aceptada sobre el origen y expansión del hombre actual afirmaba que desciende de alguna población de África del Este. La evidencia que la soportaba: los restos de Omo I y Omo II, descubiertos en Etiopía y datados en unos 195.000 años, así como el hallazgo, también en Etiopía, de cráneos fosilizados con 160.000 años de antigüedad.
Los restos de Jbel Irhoud destronan a todos esos restos y dejan tocada la teoría, pues junto a ellos han aparecido utensilios propios de la Middle Stone Age (Media Edad de Piedra), “igualmente datados en 300.000 años”, según ha explicado Daniel Richter.
“Seguramente, antes de 300.000, antes de Jebel Irhoud, se produjo una dispersión de ancestros de nuestra especie en el conjunto del continente africano”, ha explicado Hublin. “El conjunto de África participó en ese proceso”.
El descubrimiento de Jbel Irhoud aleja cada vez más la idea de “una visión lineal de la evolución humana como una sucesión de especies”, ha apuntado Hublin. Lo más probable, como ha apuntado el paleoantropólogo Antoine Balzeau a AFP, “es que durante mucho tiempo hubo varias especies de hombres en el mundo, que se cruzaron, cohabitaron, intercambiaron genes…”. Homos sapiens arcaicos, homo erectus, neandertales: todos revueltos.