La tortura ha vuelto a estremecer Venezuela. Siete días después de ser detenido por agentes de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM), el capitán de corbeta de la Armada Rafael Acosta Arévalo apareció agonizante ante una corte militar de Caracas. El oficial, de complexión atlética y 1,76 de altura, estaba irreconocible. Murió horas después, la madrugada del 29 de junio, en el Hospital del Ejército doctor Vicente Salías Sanoja, en el complejo militar Fuerte Tiuna.

Acosta, de 50 años, padre de dos niños, militar opositor al Gobierno de Nicolás Maduro, originario del Estado central de Aragua, desapareció el 21 de junio durante la visita de la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, que esta semana emitió un informe demoledor sobre el deterioro de la democracia en Venezuela. Su esposa, Waleswka Eleonor Pérez, abandonó el país. Reclamó información a las autoridades sobre los cuatro militares y dos policías capturados por agentes armados, sin órdenes judiciales, por una supuesta conspiración contra Maduro. Hoy, solo pide justicia y la entrega del cadáver de su marido para su sepultura.

El crimen mantiene en vilo al Gobierno. La investigación de la muerte está controlada por el Ministerio Público, un organismo dominado por el chavismo, pese a las peticiones de familiares, organismos multilaterales y activistas de incorporar a expertos independientes y transparentes. El día de la muerte del capitán hubo distintos pronunciamientos oficiales. El Gobierno quiso aclarar que el debido proceso fue respetado. “El jefe de Estado, presidente Nicolás Maduro, ha solicitado al fiscal general de la República (…) una completa y exhaustiva investigación para esclarecer este lamentable suceso”, rezó un comunicado que contradecía a los divulgados por el Ministerio de Defensa y la Fiscalía, que indicaban que Acosta estaba imputado por graves actos terroristas, sedición y magnicidio frustrado. La versión de la Fuerza Armada Nacional es que se había desmayado antes de acusarlo de cualquier delito y por eso fue trasladado a un hospital.