El presidente venezolano, Nicolás Maduro, dice que ningún gobierno del mundo combate la corrupción como el suyo. Su conclusión contrasta con los indicadores de Transparencia Internacional, que sitúan a Venezuela como el país más corrupto de América Latina. Mercedes de Freitas, directora de la organización en Caracas, deduce que se instaló un modelo con los “elementos de una cleptocracia”, en el país. “Hay evidencias de que la crisis económica es consecuencia de la malversación de fondos”, explica.
Maduro ha señalado que esta percepción se trata de porrazos de la oposición. “No existe, en la historia de Venezuela, un proceso y un gobierno que hayan combatido la corrupción, en su carácter estructural, con mayor rigor que la revolución bolivariana y los gobiernos de Hugo Chávez y míos. No ignoro que uno de los frentes de ataque de nuestros adversarios contra nosotros consiste en acusarnos de laxismo con respecto a la corrupción. Es absolutamente falso”, dijo en una entrevista hecha por el periodista español Ignacio Ramonet, difundida el martes.
Pero la mala fama es global. De hecho, la Red de Ejecución de Delitos Financieros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos emitió en septiembre de 2017 un aviso para alertar a las instituciones financieras sobre la “corrupción pública generalizada” imperante en el país sudamericano.
El Legislativo hace un cálculo del daño patrimonial generado por corrupción en 19 años de la autodenominada revolución bolivariana. “Solo en casos de corrupción conocidos puede decirse que las pérdidas ascienden a 450.000 millones de dólares (ocho veces el presupuesto destinado a Venezuela en 2012, el más alto), pero este es la punta del iceberg porque cada vez salen a relucir más escándalos. Es innegable que la corrupción es la causante de la crisis económica”, dijo Freddy Superlano, jefe de la comisión de contraloría del Parlamento.