Un profundo impacto en el mundo de la política y la economía chilena ha causado la publicación de Wall Street Journal (WSJ) de este sábado, en la que el economista jefe del Banco Mundial, Paul Romer, reconoce que la organización financiera dependiente de Naciones Unidas alteró su ranking de competitividad empresarial en desmedro de Chile y, específicamente, de Michelle Bachelet. Se trata de la medición Doing Business, donde Chile bajó constantemente en el mandato de la socialista (2006-2010), subió en el Gobierno de derecha de Sebastián Piñera (2010-2014) y volvió a bajar cuando la médico volvió al poder (2014-2018). En estos 12 años, Chile ha fluctuado entre el puesto 25 y el 57.

Las variaciones se habrían producido “debido a motivos políticos”, según las palabras de Romer al WSJ.

“Quiero disculparme personalmente con Chile y cualquier otro país donde hayamos transmitido una mala impresión”, indicó el economista.

La presidenta Bachelet, que en marzo próximo termina su segundo mandato, reaccionó de inmediato a través de Twitter. “Muy preocupante lo ocurrido con el ranking de competitividad del Banco Mundial. Más allá del impacto negativo en la ubicación de Chile, la alteración daña la credibilidad de una institución que debe contar con la confianza de la comunidad internacional”, escribió la socialista.

“Dada la gravedad de lo sucedido, como Gobierno solicitaremos formalmente al Banco Mundial una completa investigación. Los rankings que administran las instituciones internacionales deben ser confiables, ya que impactan en la inversión y el desarrollo de los países”, indicó Bachelet, que forma parte del sistema de Naciones Unidas. Entre 2010 y 2013 lideró ONU Mujeres desde Nueva York y a partir de junio liderará el programa Alianza para la Salud Materna, del Recién Nacido y del Niño de la Organización Mundial de la Salud, en reemplazo de Graca Machel, viuda de Nelson Mandela. Además, desde hace unos meses se conoce que participará en un nuevo organismo mediador de conflictos internacionales de la ONU, para la que fue convocada por su presidente, António Guterres.

El economista jefe del Banco Mundial indicó que se corregirán y recalcularán los índices chilenos de competitividad empresarial. En los últimos cuatro años, por ejemplo, la caída de Chile fue provocada casi en su totalidad porque se cambió la metodología de análisis y no por cambios en las medidas permanentes del entorno comercial del país. “Sobre la base en las cosas que estábamos midiendo antes, las condiciones comerciales no empeoraron en Chile bajo la Administración de Bachelet”, agregó Romer.

El ministro de Economía chileno, Jorge Rodríguez, indicó que la alternación del ranking “es de una inmoralidad pocas veces vista”. “Es un escándalo de proporciones, porque lo que señala es que habría sido manipulada por el economista a cargo de su construcción (Augusto López-Claros), para hacer ver un deterioro económico durante el Gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, con intenciones básicamente políticas”.

Después de la entrevista de Romer en el WSJ, el Banco Mundial anunció a través de un comunicado que realizará una investigación para aclarar los hechos. “En vista de las preocupaciones expresadas por nuestro economista jefe Paul Romer en los medios y nuestro compromiso con la integridad y la transparencia, llevaremos a cabo una revisión externa de los indicadores correspondientes a Chile en el informe Doing Business”. El organismo, sin embargo, defendió la imparcialidad de esta medición en sus 15 años de existencia y la calificó como “una herramienta invaluable para los países que buscan mejorar su clima de negocios, dando seguimiento a miles de reformas”.

López-Claros, el experto del Banco Mundial acusado de manipular el ranking de Chile, respondió a través de un correo electrónico a Bloomberg y señaló que las acusaciones de manipulación política “no tienen mérito alguno” y que el cambio de metodología fue “totalmente justificado y transparente”.

El segundo Gobierno de Bachelet, que finaliza en marzo próximo, estuvo marcado por las transformaciones estructurales y, a su vez, por un crecimiento económico discreto, de 1,8% en promedio. Sus críticos acusan a la socialista de haber generado inestabilidad con reformas mal implementadas, como la tributaria, y de haber dejado de lado el crecimiento económico, una de las banderas con la que fue electo Piñera para el período 2018-2022.