El plazo marcado por Donald Trump se cumple y la guerra comercial que Estados Unidos libra desde hace casi un año con China entra en una nueva fase, más peligrosa. Los aranceles ya existentes sobre miles de productos importados chinos valorados en 200.000 millones de dólares se elevan del 10% al 25%. La acción proteccionista se activó en medio de una nueva ronda de negociaciones en Washington para tratar de resolver la disputa. Pekín ha prometido una respuesta.

La primera toma de contacto del vice primer ministro chino, Liu He, con Robert Lighthizer y Steven Mnuchin duró tan solo 90 minutos. No revelaron ningún detalle pero el encuentro no produjo los avances necesarios para evitar el alza de los aranceles. Acordaron retomar las discusiones este viernes por la mañana. Además, esta vez no está previsto que Donald Trump reciba al enviado chino en el Despacho Oval como en anteriores ocasiones.

Tras la entrada en vigor de los aranceles, China “tendrá que tomar las medidas de respuesta necesarias”, ha indicado el Ministerio de Comercio en Pekín en un breve comunicado, en el que no ha proporcionado detalles sobre qué tipo de pasos, exactamente, se plantea adoptar. Tiene varios medios a su alcance, desde ralentizar el paso de bienes estadounidenses en las aduanas hasta ordenar a sus empresas que dejen de comprar productos de EE UU.

“China lamenta profundamente” que Estados Unidos haya recurrido a esta medida de presión, indica el comunicado. “La ronda número 11 de consultas económicas y comerciales de alto nivel entre China y Estados Unidos está teniendo lugar. China espera que los dos países puedan encontrarse a mitad de camino y emprender esfuerzos conjuntos para resolver los problemas actuales mediante la cooperación y las consultas”.

Trump dijo a menos de 12 horas de activarse el alza en los aranceles que el acuerdo era posible. Comentó que su homólogo chino Xi Jinping le había escrito diciendo que podían trabajar juntos para lograr una solución. “No sé que va a pasar”, añadió en rueda de prensa, para después dejar patente su malestar. “No pueden coger partes del acuerdo y renegociarlo estando tan cerca”, le reprochó.