NÁPOLES.- Es una noche triste, la más triste. Nápoles llora, Nápoles está de luto, bajo shock. Estamos en “zona roja”, es decir, de alto riesgo de Covid-19. Hay toque de queda y no se puede salir de casa salvo necesidad y se nota. Nápoles es una ciudad fantasma, casi sin tránsito, desolada, más oscura que nunca. Pero la muerte de Diego Maradona es algo demasiado fuerte para algunos, que sienten que tienen que salir a la calle, a los lugares que se han convertido en sitios de peregrinaje, para demostrar el sentimiento, para homenajearlo a Diego. Un héroe, un ídolo, un santo, pero también “un hermano”, alguien de familia y el hombre que, hace más de treinta años, con su magia, reivindicó a Nápoles y a los napolitanos.

La gente enciende una bomba de humo junto a un retrato de Diego Maradona, mientras se reúnen en la cima del Quartieri Spagnoli en Nápoles
La gente enciende una bomba de humo junto a un retrato de Diego Maradona, mientras se reúnen en la cima del Quartieri Spagnoli en Nápoles Fuente: AFP

“Ciao, Dio del Calcio”: Adiós, dios del fútbol”, se lee en un clásico cartel de luto de las ciudades italianas, negro, con el nombre de Diego Armando Maradona en el medio, en el popular barrio de los españoles, en el corazón de la ciudad. Allí, en el Largo degli Artisti, donde se levanta uno de las decenas de murales inmensos con la imagen de Maradona que Nápoles ha pintado -y donde también están los otros ídolos de la ciudad, el famoso cómico Totó, el cantante Pino Daniele y el actor Massimo Troisi-, hay una procesión.

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Es de noche, pero van llegando personas, pese al confinamiento. Todos llevan barbijo y todos dicen estar consternados, “bajo shock”. En un lugar que llaman el “templo” de Diego, que aparece en diversos posters no solo con la camiseta celeste del Nápoli, sino también la amarilla y azul de Boca, hay ramos de flores y velas prendidas en virtuales altarcitos junto a fotos del “pibe” en blanco y negro. En el bar “Bostik la Bodega”, que debería estar cerrado, venden café. En la puerta hay un cartel escrito con marcador negro que dice “cerrado por luto”, por el número 10.

El clima es de velorio. Pero también de homenaje. De repente alguien grita: “¡grazie Diego!” y estalla un largo aplauso. “Donde está el rostro de Maradona es un templo, donde está él estamos los napolitanos, que estamos bajo shock y queremos rendirle homenaje”, dice Antonello, de treinta años. Ante las cámaras, prende una bengala color celeste y se pone a cantar lo que en Nápoles es el himno de Maradona.

Gracias, Maradona (1960-2020)

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“Oh mamma, mamma, mamma, oh mamma, mamma, mamma, sai, perché, me batte el corazón, ho visto Maradona, ho visto Maradona, eh, mammá, innamorato son!”. Los demás aplauden.