Jeff Bezos, el fundador de Amazon y el hombre más rico del mundo, ha estado agonizando públicamente por un problema desconcertante: qué hacer con todo su dinero.
El 13 de septiembre, más de un año después de pedirles a sus seguidores de Twitter que sugirieran ideas filantrópicas, Bezos y su esposa, MacKenzie, anunciaron un plan inicial. Dijeron que donarían 2000 millones de dólares a una nueva fundación con el fin de abordar la falta de vivienda y mejorar la educación preescolar. La donación es una pequeña parte de la riqueza total de los Bezos —Forbes Magazine calcula que es de 162.000 millones de dólares— pero el nombre de la fundación, Bezos Day 1 Fund, sugiere que habrá muchas más en el futuro.
La pregunta de cómo debería gastar Bezos su dinero es buena, pero quizá sería mejor que empezara por otras preguntas: ¿por qué tiene tanto dinero en primer lugar? ¿Qué nos dice su fortuna acerca de la estructura económica y el impacto del sector tecnológico, el motor detrás de sus miles de millones? Además, lo más importante: ¿qué responsabilidad implica su riqueza? ¿A nosotros nos incumbe lo que haga con su dinero?
La respuesta: claro que nos incumbe.
La riqueza extrema de Bezos no solo es producto de su propio ingenio. También es el resultado de varias grandes fuerzas que le dan forma a la economía global. Una es el impacto desigual de la tecnología digital, que ha reducido costos y traído comodidades a muchos, pero cuyos beneficios económicos directos se han acumulado en un pequeño número de empresas superestrellas y sus accionistas más grandes. Además está el efecto de las políticas económicas y laborales, que en Estados Unidos no han podido solucionar el problema de las concentraciones de riqueza impulsadas por la tecnología, sino que a menudo solo lo han agravado.
En cuanto entendemos las fuerzas que impulsan la fortuna de Bezos a tal nivel, una estrategia de cómo podría gastarlo surge por encima de todas las demás. “Creo que lo más importante que puede hacer con su dinero es convertirse en un traidor de su clase”, dijo Anand Giridharadas, autor del nuevo libro Winners Take All.
En su publicación, Giridharadas argumenta que los esfuerzos de los supermillonarios para cambiar al mundo a través de la filantropía a menudo son una distracción de los problemas actuales del planeta. Para solucionar el mundo de verdad, Bezos debería impulsar cambios de políticas que propicien una distribución más equitativa de las ganancias derivadas de una economía impulsada por la tecnología, sostiene Giridharadas.
Hay otra manera de decirlo: Jeff Bezos debe gastar su gran fortuna abogando por una sociedad en la que nadie pueda volverse tan rico como ahora lo es él.
Un portavoz de Amazon rechazó hacer comentarios sobre los planes filantrópicos de Bezos.
Los fanáticos de Amazon podrían no estar de acuerdo con la idea de que la riqueza de Bezos representa un problema y una responsabilidad. Después de todo, el empresario de 54 años es extraordinariamente talentoso. Adquirió su riqueza legalmente y de la manera más estadounidense posible: tuvo una idea extraña, la puso en práctica, la mantuvo en las buenas y en las malas y, tomando riesgos de manera paciente, deliberada y viendo a futuro, creó una de las empresas más innovadoras de la era moderna.
No obstante, Bezos no solo es rico. Se está haciendo un hombre rico de una forma sin precedentes, tanto que su riqueza en sí misma ilustra una nueva realidad económica.
Hace un año, cuando pidió por primera vez que le sugirieran ideas filantrópicas, se calculaba que la fortuna de Bezos era solo de 80.000 millones de dólares, por lo que se encontraba en el vergonzoso segundo lugar en la lista de personas más adineradas, detrás de Bill Gates. Las ideas llegaron, pero el dinero lo hizo aún con más velocidad. A medida que la cotización en la bolsa de Amazon se disparaba cada vez más, la fortuna de Bezos eclipsó la de Gates y después siguió aumentando.
“La única manera en que creo que se pueden utilizar tantos recursos económicos es convirtiendo mis ganancias de Amazon en viajes espaciales”, le dijo Bezos a un entrevistador en abril.
En julio, la riqueza de Bezos superaba los 150.000 millones de dólares, una cifra récord; incluso si se tomara en cuenta la inflación, es casi con seguridad la persona más rica en la historia moderna. Solo John D. Rockefeller, cuya fortuna alguna vez superó el dos por ciento de la economía total de Estados Unidos, podría haber sido plausiblemente más rico. (Bezos necesitaría duplicar su riqueza de nuevo para superar ese estándar).
La mayor parte de la riqueza de Bezos está vinculada con las acciones de Amazon, así que podría perder miles de millones si Amazon dejara de ser tan exitoso. Pero, de ser así, probablemente habrá alguien igual de megarrico que tome su lugar, porque las concentraciones extremas de riqueza están incrustadas en la dinámica de la economía tecnológica moderna.
Como lo señaló Annie Lowrey en la edición de agosto de The Atlantic, la política económica actualmente tiende a beneficiar a personas como Bezos mucho más que a los cientos de miles de personas que trabajan en sus almacenes. Entre otras políticas, Amazon ha sacado provecho de un movimiento sindical débil y un salario mínimo bajo, lo cual le ha permitido expandirse al contratar a un ejército de trabajadores para sus almacenes.
Amazon dijo que, en promedio, sus trabajadores de tiempo completo ganaban 15 dólares la hora, incluyendo salario y otras compensaciones; la empresa también señaló que a esos trabajadores les proporcionaba todas las prestaciones, entre ellas colegiatura para adoptar competencias profesionales. Un salario de 15 dólares es más alto que el de otros minoristas, pero es más bajo que el monto estimado de lo que una familia estadounidense necesita para cubrir sus necesidades básicas, algo que se conoce como salario mínimo vital.
“No están brindando el tipo de empleos de clase media y salarios altos a un gran porcentaje de las personas que solíamos asociar con el éxito corporativo”, dijo Lawrence Katz, economista en la Universidad de Harvard, refiriéndose a Amazon y otras grandes firmas tecnológicas. “Lo que estamos viendo no es el reparto de las utilidades de productividad que solíamos ver en el pasado, y eso podría ser más irritante que la concentración de riqueza”.
¿Cómo podría Bezos abordar estos problemas a través de la filantropía? Giridharadas sugirió varias ideas de políticas económicas liberales, entre ellas iniciativas para reforzar los sindicatos, nivelar la manera en que pagamos por educación, aumentar las leyes de salarios mínimos para tener un sistema fiscal más progresista. Tanto Gates como Warren Buffett —quienes están en el segundo y tercer lugar de las personas más ricas del mundo— han dicho que deberían pagar más impuestos.
Esas ideas me parecen poco probables; Bezos es un innovador que piensa a futuro, pero ha expresado poco interés en cuestiones de política a corto plazo.
Por otro lado, la cualidad más atractiva de Bezos como empresario es su capacidad de ser paciente y sorprender.
“Este es un hombre que estuvo dispuesto a ir en contra de lo que todos los demás pensaban durante mucho tiempo”, dijo Giridharadas. “Si aporta la misma irreverencia a la pregunta de cómo dar a los demás, tiene el potencial de interrogarse acerca de por qué necesitamos tantos multimillonarios que nos salven en primer lugar, y qué podríamos hacer para construir una sociedad que no requiera que Jeff Bezos nos ayude tanto”.