Madrid
La pandemia de coronavirus surgida en Wuhan (China) ha dado pie no solo a numerosos bulos acerca del alcance real de la enfermedad, sino también a teorías conspirativas sobre el supuesto origen provocado del brote, por oscuros motivos económicos o políticos, que carecen de base científica. Un “complot” de Bill Gates.
A través de Twitter y Facebook se ha extendido una idea falsa que atribuye el brote de este virus a un complot promovido por el empresario y filántropo Bill Gates, cofundador de Microsoft, y planificado a través de un laboratorio británico.
Esta teoría ha sido alentada por integrantes de la comunidad anti-vacunas y el movimiento QAnon, fundado por simpatizantes de Donald Trump que creen que el presidente de EEUU, con la ayuda discreta de las Fuerzas Armadas, se enfrenta a “élites globalistas” que pretenden socavar las esencias del país.
El multimillonario George Soros, destacados dirigentes demócratas… y Bill Gates serían algunos de sus miembros destacados, según este movimiento.
Entre los mensajes que más han contribuido a difundir esta teoría destaca un hilo de Twitter publicado la semana pasada por un seguidor de QAnon, que responsabiliza de la planificación del coronavirus de Wuhan (2019-nCoV) a una institución científica británica, el Pirbright Institute, por una patente que solicitó en 2015 para desarrollar un coronavirus, concedida en 2018. Lo cierto es que esta patente, la número 10130701, no tiene nada que ver con el brote de Wuhan: El objetivo del Pirbright Institute es usar esa “forma atenuada de coronavirus” como una vacuna para tratar o prevenir enfermedades respiratorias en animales de granja, especialmente pollos.
Según ha precisado la propia institución, Pirbright no trabaja con coronavirus humanos y sus investigadores ni siquiera han desarrollado todavía la vacuna contra infecciones respiratorias en aves para la que solicitaron la patente 10130701.
Las tesis conspiranoicas que aseguran que el coronavirus de Wuhan es una creación interesada se han alimentado además por mensajes que relacionan la patente de Pirbright con la Bill & Melinda Gates Foundation, que financia al instituto británico.
En este punto, distintas teorías difundidas en las redes acusan a Gates de estar interesado en generar el coronavirus para obtener rendimiento económico a sus inversiones en vacunas o simplemente para generar caos en EEUU en un momento político en que Trump parece imparable.
En realidad, la patente de coronavirus concedida a Pirbright no tiene relación alguna con Gates. Su fundación es una de las organizaciones que aportan fondos a proyectos del instituto (creado por el Consejo de Investigación de Ciencias Biológicas y Biotecnología del Reino Unido), pero no financia ningún trabajo relacionado con patentes. Únicamente un programa sobre anticuerpos para el ganado.
Un virus inventado por los medios
Otros amantes de las teorías conspirativas afirman estos días que el brote de Wuhan es en realidad una invención de los medios para sembrar el pánico.
¿Su argumento? Que los coronavirus causan catarros y millones de infectados en todo el mundo padecen solo síntomas leves. “Que se lo digan al 2.2% de muertos que produce este virus…”, reflexiona el doctor José Antonio Pérez Molina, de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc).
El identificado en Wuhan ha sido reconocido oficialmente por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “nuevo coronavirus” y es el séptimo de los identificados hasta ahora capaz de infectar a seres humanos: Cuatro de los anteriores causaron síntomas similares a un catarro y otros dos fueron enfermedades más graves, como el SARS, también originado en China, y el MERS de Oriente Medio.
Pérez Molina explica que hay una amplia variedad de coronavirus -llamados así por las formaciones con aspecto de espinas que les rodean- y, aunque muchos de ellos producen infecciones respiratorias leves, el de Wuhan -como el SARS y el MERS- “ha saltado de una especie a otra y en el organismo humano es más virulento”.
¿Fabricado en un laboratorio?
Una de las teorías alternativas más extendidas argumenta que el virus ha sido fabricado en un laboratorio. Esto, aunque posible, es difícil de lograr de forma controlada, según los expertos.
“Desarrollar un virus que produzca una infección nueva, difícilmente controlable, no es tan sencillo”, avisa Pérez Molina. Sin embargo, el microbiólogo español Francisco Martínez Mojica, “padre” de la herramienta de edición genética CRISPR, apunta la posibilidad de que el coronavirus pueda ser un “virus mutante” y haya “escapado” de un laboratorio de Wuhan.
“No me extrañaría que simplemente fuera un virus mutante”, declaró Mojica, quien argumenta que “ya saltaron unas cuantas alarmas desde otro centro de investigación” de EEUU sobre una posible carencia de “requisitos de seguridad”.