Según filtraron hace unas semanas medios estadounidenses, el presidente de EE.UU., Donald Trump, evalúa imponer nuevos aranceles a las importaciones de China que le podrían costar al país asiático unos 60.000 millones de dólares. Estos impuestos estarían principalmente dirigidos a productos del sector de la tecnología y las telecomunicaciones.
Por su parte, el gigante asiático está preparando medidas recíprocas en respuesta al posible nuevo ataque comercial de EE.UU, ha informado este 21 de marzo The Wall Street Journal.
Los pasos de Pekín apuntarían al sector agrícola estadounidense, en concreto, a sus exportaciones de soja, sorgo (un tipo de cereal) y cerdos vivos. EE.UU. es uno de los principales proveedores de estos productos para el país asiático. Por ejemplo, un tercio de la soja que se vende en China proviene del país norteamericano.
“La parte china nunca quiere librar una guerra comercial con nadie, pero si nos vemos obligados a hacerlo, no nos esconderemos”, advirtió el miércoles la portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Hua Chunying. Pekín “definitivamente tomará medidas firmesynecesarias para defender sus derechos legales”, añadió, citado por Global Times China.
Se espera que los nuevos aranceles de Washington sean anunciados este viernes 23 de marzo, ampliando así los ya introducidos por Trump hace unas dos semanas.
Entonces el presidente estadounidense anunció la imposición de tasas a las importaciones de acero y aluminio, lo que afectó al gigante asiático de forma parcial, ya que aunque es el primer productor mundial de acero y aluminio, sus importaciones a EE.UU. de estos productos son escasas.