El Tiankun hao, botado hace unos días cerca de un astillero en la provincia oriental de Jiangsu, empezó a construirse a principios del 2016 y podrá comenzar a operar plenamente a partir del próximo junio. Con 140 metros de largo y 28 de ancho, este mega embarcación tendrá la capacidad de dragar unos 6.000 metros cúbicos de arena por hora, el equivalente al volumen de más de dos piscinas olímpicas. El barco podrá hacer llegar el material, bombeándolo a través de una tubería, a hasta 15 kilómetros de donde se encuentre.
Medios estatales chinos han descrito el barco como un “creador mágico de islas” y aseguran que es el mayor de su tipo que existe en el continente. Su función, una vez terminen las últimas pruebas, será tanto reparar las costas del país como “mejorar la capacidad de la nación de recuperar tierras”. Pekín ha asegurado que su uso será “únicamente civil”, pero sus operaciones con barcos del mismo tipo —aunque nunca tan potentes— en el mar de la China Meridional han contribuido a la aparición, prácticamente de la nada, de varias islas dotadas ya con puertos y hasta pistas de aterrizaje. En varias se ha instalado equipamiento militar destinado, según las autoridades chinas, a “la autodefensa.
Las reclamaciones de China en la zona y su política de hechos consumados han provocado varios episodios de tensión entre Pekín y sus vecinos, especialmente Vietnam y Filipinas, que consideran suyos los archipiélagos de las Paracel y las Spratly, respectivamente. El año pasado, el Tribunal Internacional de La Haya dictaminó que Pekín no tiene derechos históricos sobre todas estas islas ni sobre sus aguas contiguas, que son una ruta marítima vital para el comercio mundial. China dijo que no cumpliría la sentencia.
Desde entonces, Pekín está negociando un nuevo código de conducta con los miembros de la ASEAN para evitar nuevos conflictos en esas aguas, aunque el diálogo está aún en su fase inicial. En el último año, el ritmo de construcción en las islas por parte de China se ha ralentizado, según demuestran varias imágenes tomadas por satélites, pero no detenido. Filipinas ya ha asegurado que vigilará de cerca los movimientos de este nuevo barco a pesar de que Pekín se haya comprometido a no utilizarlo en áreas cuya soberanía también reclame Manila.
Viendo la euforia de los medios estatales chinos ante la botadura de la embarcación y las declaraciones de los responsables del proyecto, no está del todo claro que esto vaya a ser así. El ingeniero jefe de la nave, Zhang Xiaofeng, aseguró al periódico local Beijing News que el Tiankun haocuenta con cuatro tipos de sistemas para romper las rocas del lecho marino, algunos de los cuales “fueron elegidos para ser usados específicamente en el Mar del Sur de China, donde hay muchos arrecifes de coral duro”.