Una nueva investigación dirigida por científicos de UT Southwestern sugiere que una combinación novedosa de tres antibióticos antiguos puede reutilizarse en una alternativa a los opiáceos para un tipo particular de dolor nervioso.

La nueva investigación se inspiró en la epidemia de opioides en curso en los Estados Unidos. Enas Kandil, profesor asociado de anestesiología y manejo del dolor en UT Southwestern, unió fuerzas con varios colegas para intentar encontrar fármacos analgésicos alternativos. En lugar de desarrollar un fármaco completamente nuevo, un proceso que puede llevar décadas de trabajo y miles de millones de dólares, los investigadores se propusieron encontrar fármacos preaprobados con efectos no descubiertos.

Investigaciones anteriores del neurocientífico Mark Henkemeyer habían descubierto una proteína específica, llamada EphB1, que juega un papel importante en la aparición del dolor nervioso. Esta proteína se encuentra en la superficie de las células nerviosas y el trabajo anterior de Henkemeyer había revelado que cuando los ratones se diseñan sin EphB1 parecen no sentir ningún dolor neuropático en absoluto. La nueva investigación se propuso investigar si algún fármaco preaprobado podría inhibir eficazmente la actividad de EphB1. Se escaneó una gran biblioteca de medicamentos aprobados por la FDA, y los investigadores observaron diferentes moléculas de medicamentos para ver si alguna tenía la capacidad de unirse a EphB1.

This illustration shows the atomic level resolution of the tetracycline antibiotic bound to the EphB1 receptor.

Tres antibióticos antiguos encajaban inesperadamente. Demeclociclina, clortetraciclina y minociclina: todos miembros de una familia de antibióticos llamados tetraciclinas. Las pruebas in vitro posteriores confirmaron que los fármacos se unían e inhibían eficazmente la actividad de EphB1. Pero, ¿esa acción se tradujo en un analgésico nervioso? Luego, los antibióticos se probaron en trío de modelos de ratón diseñados para investigar el dolor neuropático. La combinación de los tres antibióticos en una sola inyección dio como resultado reducciones significativas en las respuestas al dolor de los animales. Cada antibiótico fue algo efectivo solo, pero la combinación triple fue más efectiva en las dosis más bajas.

El examen del tejido de los animales reveló que las proteínas EphB1 habían sido efectivamente inactivadas por la nueva formulación antibiótica. Esto indica que bloquear EphB1 con estos antibióticos puede eliminar el dolor neuropático, al menos en pruebas con animales. Kandil dice que la siguiente etapa de investigación será investigar si este mecanismo inducido por antibióticos ocurre en humanos.

Siempre es difícil predecir la eficacia con la que los estudios en animales se trasladan a los seres humanos, pero Kandil confía en que estos antibióticos, utilizados durante medio siglo con un perfil de seguridad comprobado, podrían ser un analgésico neuropático eficaz.

“A menos que encontremos alternativas a los opioides para el dolor crónico, continuaremos viendo una espiral en la epidemia de opioides”, dice Kandil. “Este estudio muestra lo que puede suceder si reúne a científicos y médicos con diferentes experiencias y orígenes diferentes. Estamos abriendo la ventana a algo nuevo”.

El nuevo estudio se publica en la revista PNAS.

Fuente: UT Southwestern