Al poco tiempo de subirse al avión que le llevaría a Moscú desde Siberia cuando el líder opositor ruso Alexei Navalny se sintió mal. El avión aterrizó de emergencia en Omsk y Navalny fue transportado de inmediato al hospital. Poco tiempo después, su secretaria de prensa, Kira Yarmysh, anunciaba que el opositor se encontraba en la UCI y había sido envenenado.
“Suponemos que Alexei fue envenenado con algo mezclado con el té. Era lo único que bebía por la mañana. Los médicos dicen que la toxina se absorbió más rápido a través del líquido caliente”, ha relatado Yarmysh en Twitter.
Es una historia conocida para los opositores al gobierno de Putin: tes envenenados, asesinatos a tiros, ‘suicidios’ en extrañas circunstancias... han sido muchos las figuras incómodas para el Kremlin cuya vida ha terminado, o ha estado a punto de terminar, en extrañas circunstancias.
Sergei Skripal, arrestado por los servicios de seguridad rusos en una foto de archivo.
Sergey Skripal
Le encontraron inconsciente en un banco de un centro comercial de la ciudad de Salisbury, en Reino Unido, en 2018. Sergei Skripal, un exespía ruso de 66 años, había sido expuesto a novichok, sustancia altamente tóxica de uso militar con el que fue rociada el pomo de la puerta de su casa. A su lado, su hija de 33 años padecía los mismos síntomas. Los fueron trasladados al hospital en estado crítico y han estado casi dos meses ingresados antes de que pudieran recibir el alta y ser trasladados a un lugar seguro. Putin advierte a la UE por su apoyo a la oposición en Bielorrusia: “Cualquier injerencia es inaceptable”E. L. C.Lukashenko ha movilizado a las tropas y sobre las medidas a adoptar por los dirigentes occidentales señaló “que no saben dónde está Bielorrusia”.
Skripal es un excoronel del ejército ruso que había sido condenado por “alta traición en forma de espionaje”, tras ser acusado de desvelar al MI6 británico las identidades de varios espías rusos en 2006. Ese mismo año fue condenado a 13 años de prisión. La acusación dijo entonces que él había estado actuando como espía doble desde los años 90 y que recibió cerca de 100.000 dólares del MI6 por los servicios.
Miles de personas en una manifestación de protesta por el asesinato de Boris Nemtsov. Reuters
Boris Nemtsov
Líder de la oposición democrática rusa, gobernador, diputado y viceprimer ministro en tiempos de Borís Yeltsin, fue tiroteado hace cinco años cuando caminaba en un puente al lado del Kremlin. Nemtsov recibió cuatro tiros disparados desde un vehículo blanco que luego se dió a la fuga y murió en el acto.
Nemtsov, de 55 años, murió justo dos días antes de la “marcha de la primavera”, una protesta que había organizado el opositor en contra la guerra en Ucrania. Cinco hombres, todos ellos oriundos de Chechenia, fueron condenados en 2017 por preparar y perpetrar el asesinato, entre ellos el considerado autor material de los disparos, Zaur Dadáev, que cumple una pena de veinte años de prisión.
La oposición y la familia de Nemtsov siempre han acusado a Putin de ser “responsable políticamente” del asesinato por crear la atmósfera de odio contra la oposición tras la anexión de la Crimea ucraniana en 2014, a la que se opusieron muchos liberales rusos.
Putin conocía personalmente a Nemtsov, que había sonado en su momento como candidato a sustituir a Yeltsin, e incluso lo recibió en el Kremlin nada más asumir el poder. Con el paso del tiempo, Nemtsov se decepcionó con el autoritarismo del antiguo agente del KGB, se pasó a la oposición parlamentaria y llegó a liderar las protestas callejeras.
Natalia Estemírova. Reuters
Natalia Estemírova
Activista por los derechos humanos en Chechenia, Estemirova fue secuestrada el 15 de julio de 2009 cerca de su domicilio en Grozni, capital de Chechenia. Ese mismo día su cuerpo fue encontrado con varios disparos en la cabeza en una carretera de la vecina Ingushetia.
Estemirova trabajaba en la ONG ‘Memorial de Chechenia’ y se dedicaba a denunciar los abusos cometidos en Chechenia por las Policía y el Ejército. Se dedicó desde el comienzo de la primera guerra chechena a documentar los secuestros, ejecuciones sumarias, torturas y otros abusos contra civiles, investigaciones que utilizaban varias organizaciones internacionales.
Anna Politkóvskaya.
Anna Politkóvskaya
En 2006, la periodista que expuso las violaciones de derechos humanos en las operaciones militares en Chechenia fue asesinada a tiros en Moscú. Era sábado, 7 de octubre – el día de cumpleaños de Putin-, y pasaba poco de las tres de la tarde. La periodista volvía a su casa después de hacer la compra. Al llegar al ascensor, Politkóvskaya recibió varios disparos a quemarropa, uno de ellos en la cabeza.
Una vecina de la periodista descubrió su cuerpo en el interior del ascensor del edificio donde vivía. Junto al cuerpo, que presentaba varios impactos de bala, había una pistola y cuatro casquillos.
Hija de una pareja de diplomáticos de Ucrania, era considerada la periodista más crítica con la política del presidente ruso, Vladímir Putin, especialmente sobre temas relacionados con Chechenia y el Cáucaso Norte ruso.
Alexander Litvinenko en el hospital antes de morir. Archivo.
Alexander Litvinenko
Si hay un caso que hace recordar el envenenamiento de Navalny es el de Alexander Litvinenko, el exespía ruso envenenado en 2006 en el hotel Milenium de Londres, después de beber una taza de té que contenía polonio radiactivo que le habían ofrecido dos ciudadanos rusos.
Litvinenko terminaría muriéndose tras 23 días de agonía, en los que sus órganos se fueron destruyendo poco a poco, y el caso fue un escándalo internacional. Una investigación de las autoridades británicas determinó que el antiguo agente ruso había ingerido polonio 210 y que su muerte probablemente fue ordenada de manera directa por el presidente de Rusia, Vladimir Putin aunque él siempre lo ha negado.