“El problema más importante en el liderazgo opositor no es la división de los candidatos existentes, el problema más importante está entre los que quieren votar y los que no”, dijo a esta agencia el presidente de la Consultora Datanálisis y profesor universitario Luis Vicente León.

Los grandes partidos tradicionales de la oposición quedaron marginados del proceso electoral al que consideran parcializado a favor del oficialismo y llaman a no sufragar.

Sin embargo, un puñado de candidatos de grupos menores se enfrentarán a Maduro: Henri Falcón, de Avanzada Progresista, con pasado chavista y opositor; el expastor evangélico Javier Bertucci, de Esperanza por el Cambio (conservador); el independiente Luis Ratti, y el exoficialista Reinaldo Quijada, de Unidad Política Popular 89.

Las encuestas, como es habitual en Venezuela, muestran cifras muy disímiles.

De acuerdo con un estudio realizado entre el 9 y el 14 de abril por la encuestadora Meganálisis, 67,5% del electorado venezolano no participará en las elecciones, mientras un sondeo similar realizado un mes atrás arrojaba 61,7% de personas dispuestas a no votar.

Otra encuesta realizada por la consultora Hinterlaces entre el 2 y 18 de abril indica que 54% de los consultados irían a votar, mientras 16% probablemente lo haría y solo 18% no participaría.

El politólogo oficialista Walter Ortiz, egresado de la Universidad Central de Venezuela, opta por creer en las consultas que auguran una “buena” concurrencia y asegura que el porcentaje de votos que obtengan las candidaturas de oposición dependerá de cuánto eco tengan los llamados a la abstención.

“Esa participación en el campo de la oposición va a disminuir o va aumentar en la misma medida en la cual sea derrotado el llamado a votar o el llamado a la abstención, que por ahora parece no tener una base argumental seria y tampoco parece tener una estrategia”, dijo.

​León y Ortiz, con posturas políticas adversas, coinciden en que la propuesta abstencionista carece de estrategia clara.

“La oposición llama a la abstención sin una base alternativa que no sea simplemente abstenerse y ver los resultados por televisión”, apuntó Ortiz.

León cuestiona qué sucederá después de que los ciudadanos que se identifican con la oposición obedezcan al llamado y no concurran a las urnas.

“La pregunta importante es: yo me quedé en mi casa, no fui, celebré la ilegitimidad de la elección, pero Nicolás Maduro [actual presidente y candidato a la reelección] al día siguiente es presidente; además, no tuvo que hacer ninguna trampa para ser presidente, ganó porque los opositores no votaron”, argumentó León.

¿Abstenciomismo favorece a Maduro?

Ortiz cree que Maduro tiene el camino fácil no solo por la abstención y las diferencias entre la dirigencia opositora, sino por el respaldo popular con el que cuenta y por un aparato que acumula 19 años de Gobierno y 24 procesos comiciales.

“Si algo ha mostrado la historia reciente electoral en Venezuela, es que tanto el Partido Socialista Unido de Venezuela [PSUV — gobernante] como la fuerza revolucionaria, tienen una maquinaria muy fuerte precisamente para la participación electoral”, dijo Ortiz.

León estima que solo la abstención puede dar el triunfo a Maduro, pues si la oposición hubiese resuelto participar en masa, era segura la derrota del presidente que busca reelegirse para el período 2019-2025.

El analista expuso así este dilema: “75% de los venezolanos están dispuestos a votar contra Maduro, pero solo 31% quieren participar en esta elección”.

A su juicio, la oposición debió unificarse en torno a una única opción: o bien abstenerse en masa, o bien lanzarse a una votación masiva.

Esa unidad opositora era la relevante, y no la unificación de los candidatos que van a medirse con Maduro el 20 de mayo, estimó.

Votos “irreverentes”

Puesto a considerar los llamados de algunos candidatos a unificar detrás de una sola postulación a los grupos que quieren participar, el presidente de Datanálisis consideró que Falcón estaría feliz de recibir los votos de Bertucci.

Pero es dudoso que quienes estaban decididos por el expastor evangélico, lo hagan por un dirigente con un pasado controversial, vinculado con el oficialismo y con la dirigencia opositora tradicional.

Por eso, “no podemos decir que los 10 puntos de Bertucci se van a ir con Falcón, porque una parte de esos votos tienen que ver con la condición [religiosa] del candidato, es un candidato evangélico que tiene una característica muy particular”, alegó.

Además, la mayoría de esos votos por Bertucci son “irreverentes”.

“Son votos que están con Bertucci como una expresión de protesta contra Maduro, pero también contra Falcón”, expresó.

Ortiz, en cambio, cree que la única opción que puede tener la oposición está en unificar las candidaturas y en una campaña que cale en quienes no saben qué hacer: votar o abstenerse.

“El hecho de que haya una candidatura unitaria es necesario para la oposición si quiere tener alguna oportunidad real, pero en segundo lugar presentarle una agenda al país creíble, o al sector opositor que está llamando a no votar y que resta mucha fuerza a esos factores que están enfrentando al presidente Nicolás Maduro”, destacó.

El juego puede voltearse

León describe el panorama de la siguiente manera: alrededor de 30% de los encuestados están muy dispuestos a votar, mientras hay otra porción de casi 30% medianamente dispuestos a sufragar.

La clave es qué harán esos que no rechazan por completo la concurrencia, pero tampoco son entusiastas: ¿votarán o no?

“Aun cuando en el pasado no votaban —pero también eran chiquitos y había demasiada gente en el grupo muy dispuesto—, nosotros no podemos estar en este momento completamente seguros de que el grupo medianamente dispuesto no votará, porque al final de la campaña se puede motivar, porque él va a tener un vacío, y el vacío más importante es que no está respondida la pregunta: ¿qué voy a hacer yo el día siguiente de que me abstenga?”, insistió León.