Los mensajes alarmantes llegaron rápidamente a mediados de marzo, apareciendo en las pantallas de los teléfonos celulares y en las redes sociales de millones de estadounidenses que lidiaban con el inicio de la pandemia de coronavirus.
Los mensajes decían: la administración de Trump está a punto de bloquear todo el país.
“Lo anunciarán tan pronto como tengan tropas para ayudar a prevenir saqueadores y alborotadores”, advirtió uno de los mensajes, que citó a una fuente del Departamento de Seguridad Nacional. “Recibió la llamada anoche y le dijeron que empacara y que estuviera preparado para la llamada de hoy con su despacho”.
Los mensajes se difundieron de tal manera durante 48 horas que el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca tuvo que emitir un anuncio a través de Twitter para informar que eran “FALSOS”.
Desde esa ola de pánico, las agencias de inteligencia de los Estados Unidos han descubierto que los operativos chinos ayudaron a transmitir los mensajes a través de las plataformas, de acuerdo con información de seis funcionarios estadounidenses, que hablaron bajo condición de anonimato para discutir públicamente asuntos de inteligencia. Las técnicas de amplificación son alarmantes para los funcionarios porque la desinformación apareció en forma de mensajes de texto en los teléfonos celulares de muchos estadounidenses, una táctica que muchos dijeron que no habían visto antes.
Esto ha estimulado a las agencias a buscar los mecanismos que otras naciones -como China y Rusia- están utilizando para difundir la desinformación durante la pandemia, explicaron.
El origen de los mensajes sigue siendo turbio. Los funcionarios estadounidenses se negaron a revelar detalles de la inteligencia que vincula a los agentes chinos con la difusión de la desinformación, citando la necesidad de proteger sus fuentes y métodos para monitorear las actividades de Beijing.
Los funcionarios entrevistados para este artículo trabajan en seis agencias diferentes. Sus advertencias más amplias sobre la difusión de desinformación en China están respaldadas por hallazgos recientes de grupos de investigación bipartidistas externos, incluida la Alianza para la Seguridad de la Democracia y el Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense, que se espera que publique un informe sobre el tema el próximo mes.
Dos funcionarios estadounidenses enfatizaron en que no creían que los agentes chinos hayan creado los mensajes, sino que amplificaron unos ya existentes. Esos esfuerzos permitieron que los mensajes captaran la atención de suficientes personas para que luego se difundieron por su propia cuenta. Los mensajes parecían ganar una atracción significativa en Facebook, ya que también proliferaban a través de textos, según un análisis del New York Times.
Los funcionarios dijeron que los operativos habían adoptado algunas de las técnicas utilizadas por los trolls rusos, como la creación de cuentas falsas en las redes sociales para enviar mensajes a estadounidenses comprensivos, quienes a su vez, sin saberlo, ayudan a difundirlos.
Los funcionarios dicen que los agentes chinos también parecen estar usando mensajes de texto y aplicaciones de mensajería cifradas, entre ellas WhatsApp, como parte de sus campañas. Es mucho más difícil para los investigadores y funcionarios rastrear la desinformación difundida a través de mensajes de texto y aplicaciones cifradas que en las plataformas de redes sociales.
Los oficiales de inteligencia estadounidenses también están examinando si los espías chinos enviados a las misiones diplomáticas en EEUU ayudaron a difundir los mensajes de bloqueo falsos, explicó un alto funcionario. Las agencias estadounidenses han aumentado recientemente su escrutinio de diplomáticos chinos y empleados de organizaciones de medios estatales. En septiembre, el Departamento de Estado expulsó a dos empleados de la embajada china en Washington porque eran sospechosos de cometer este tipo de prácticas.
Otros poderes rivales también podrían haber estado involucrados en la difusión. La desinformación ha proliferado durante la pandemia: en las últimas semanas, algunos medios de comunicación pro-Trump han promovido teorías de conspiración antiamericanas, incluida una que sugiere que el virus fue creado en un laboratorio en los Estados Unidos.
Funcionarios estadounidenses dijeron que China, ayudándose de las estrategias implementadas por Rusia, ha estado tratando de profundizar la división política en los Estados Unidos.
“Es parte del libro de jugadas de la división en expansión”, dijo el senador Angus King, independiente de Maine.
Sin embargo, los esfuerzos de propaganda van más allá de mensajes de texto y publicaciones en redes sociales dirigidos a la población estadounidense. En China, los altos funcionarios han emitido directivas a las agencias para participar en una campaña de desinformación global sobre el virus, según informaron funcionarios estadounidenses.
Algunos oficiales de inteligencia están preocupados. Los mensajes enfatizan la idea de desunión entre las naciones europeas durante la crisis y elogian la “diplomacia de donación” de China. Por supuesto no se mencionan los informes de compañías chinas que entregan equipos de mala calidad.
El propio Trump ha mostrado poca preocupación por las acciones de China. Siempre ha elogiado el manejo de la pandemia por parte de los líderes chinos: “¡Mucho respeto!” escribió en Twitter el 27 de marzo. Tres días después, descartó las preocupaciones sobre el uso de desinformación de China cuando se le preguntó al respecto en Fox News.
“Lo hacen y nosotros lo hacemos”, dijo. “Todos los países lo hacen”.
Cuando se le preguntó sobre las nuevas acusaciones, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China dijo lo siguiente: “Las declaraciones relevantes no tienen ningún sentido y no vale la pena refutarlas”. Zhao Lijian, portavoz del ministerio, ha refutado las acusaciones de los funcionarios estadounidenses de que China ha difundido información manipulada. “Instamos a Estados Unidos a detener la manipulación política, poner en orden su propia casa y centrarse más en combatir la epidemia e impulsar la economía”, dijo Zhao en una conferencia de prensa el viernes.
Una guerra de información
Estados Unidos y China están involucrados en una guerra de información titánica sobre la pandemia, lo que ha significado una nueva dimensión a su rivalidad global.
El presidente Trump y sus asesores están tratando de poner el foco de atención en China, ya que se enfrentan a intensas críticas por los fracasos generalizados del gobierno federal al responder a la pandemia, que ha matado a más de 40,000 estadounidenses. El presidente Xi Jinping y el Partido Comunista Chino están tratando de virar la atención hacia el apoyo nacional e internacional y dejando de lado el hecho de que encubrieron información que permitió la propagación del virus.
Los funcionarios chinos acusaron a Trump y a sus aliados de difundir información maliciosa, señalando que el presidente repetidamente se refirió al coronavirus como el “virus chino” o la sugerencia de algunos republicanos de que el virus pudo haberse originado como una arma biológica china, una teoría que han apoyado las agencias de inteligencia de EE.UU.
Los estrategas republicanos creen que culpar a China del virus aumentará los apoyos a Trump y a otros políticos conservadores para las próximas elecciones de noviembre.
Dado el ambiente de información tóxica, los analistas de política exterior están preocupados de que la administración de Trump politice el trabajo de inteligencia para promover una narrativa anti-China.
Pero también ha quedado claro que desde hace más de un mes el gobierno chino ha estado impulsando la desinformación y las teorías de conspiración antiamericanas relacionadas con la pandemia. Zhao, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, escribió en Twitter que el ejército de los EEUU pudo haber llevado el virus a la ciudad china de Wuhan. Ese mensaje fue amplificado por las cuentas oficiales de Twitter de las embajadas y consulados chinos.
La red estatal de televisión global de China difundió un video en Medio Oriente donde un presentador árabe afirmaba que “algunos hechos nuevos” indicaban que la pandemia pudo haberse originado por infiltraciones estadounidenses en China. La red tiene una audiencia de millones, y el video ha tenido más de 365,000 visitas en YouTube.
Funcionarios estadounidenses activos y retirados han dicho que los operativos chinos adoptan estrategias que fueron utilizadas durante mucho tiempo por agentes rusos, un fenómeno que también ocurrió durante las protestas de Hong Kong el año pasado.
El objetivo sigue siendo el mismo de siempre: sembrar el caos y socavar la confianza entre los estadounidenses para con su gobierno.
“No hay cierre nacional”, dijo, y agregó que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades “han publicado y seguirán publicando la última guía”.
Desde enero, los estadounidenses han compartido muchos otros mensajes que incluían desinformación: que el virus se originó en un laboratorio del Ejército de los EEUU; a menudo este tipo de publicaciones se atribuyen a una fuente no identificada en el gobierno de los EEUU o a una institución como la Universidad Johns Hopkins o la Universidad de Stanford.
Como los mensajes han sembrado la confusión, ha sido difícil rastrear sus verdaderos orígenes o precisar todas las formas en que se han amplificado.