África ya suma un millón de casos confirmados de la Covid-19. El nuevo recuento indica que la enfermedad está acelerando su expansión por un continente –hasta la fecha el menos afectado por el virus– cuyo relativo aislamiento parecía que le había librado de lo peor de la pandemia.

El continente ha registrado (según el último recuento) 1.003.056 casos de personas infectadas, de las cuales 21.983 han muerto y 676.395 se han recuperado. No obstante, la cifra de un millón podría ser sólo “el pico del iceberg” debido al escaso número de pruebas realizadas en muchos países, según advirtió el Comité Internacional de Rescate. “Una falta importante de pruebas y datos disponibles en los países africanos afectados por la crisis donde trabaja el IRC significa que el mundo realmente no conoce la escala de la enfermedad en este continente”, afirmó la directora de Salud de Emergencia de la oenegé, Michelle Gayer.

La falta de tests es el gran problema: casi el 80% se han realizado en solo diez países del continente

Sudáfrica, la quinta nación más afectada del mundo y que representa más de la mitad de los casos del África subsahariana, ha registrado 538.184 contagios desde el 5 de marzo, informó el jueves el ministerio de Salud. Un estudio reveló que entre mayo y mediados de julio la tasa de mortalidad sudafricana subió un 60%, unas 17.000 muertes por encima de lo normal, lo que sugiere que mueren más personas por el virus de lo que reflejan las cifras oficiales.

La experiencia de Sudáfrica podría ser un precursor de lo que probablemente suceda en todo el continente, advirtió el mes pasado el principal experto en emergencias de la Organización Mundial de la Salud, Mike Ryan. Con el problema añadido de que pocas naciones africanas tienen servicios de salud tan avanzados. “El hecho de que Sudáfrica esté más conectada que otros países africanos ­puede haber influido en el ritmo, pero al final llegará –ya ha llegado– a todos los países africanos”, dijo Cheryl Cohen, epidemióloga del Instituto ­Nacional de Enfermedades Transmisibles.

La realización de pruebas es el gran obstáculo. Casi el 80% de los test contabilizados en África se han realizado en únicamente diez países: Sudáfrica, Egipto, Nigeria, Ghana, Marruecos, Kenia, Etiopía, Ruanda, Uganda y Mauricio. En la República Democrática del Congo, por ejemplo, puede llevar más de una semana obtener resultados. Steve Ahuka, miembro del comité de respuesta del país, explicó a Reuters que han optado por concentrarse en tratar a los enfermos en lugar de intentar rastrear la enfermedad.

Uno de los pocos motivos para el optimismo es que la población de África es más joven en comparación con otros continentes. Esto podría ayudar a reducir las tasas de mortalidad, ya que el virus es más mortífero para las personas mayores.

Además, muchos países africanos, que ya cuentan con experiencia en la gestión reciente de epidemias, actuaron con rapidez adoptando drásticas medidas de salud pública y sociales, incluidos toques de queda, cierre de fronteras y confinamientos, sabedores de la fragilidad de sus hospitales.

En el último mes, sin embargo, el número de casos casi se ha doblado después de que países como Kenia, Sudáfrica, Nigeria, Uganda o Egipto suavizaran medidas de confinamiento para aliviar sus castigadas economías. “A medida que los países abren fronteras, surgen desafíos para detectar y gestionar los casos importados y mantener la intensidad de las medidas de salud públicas”, advirtió la directora regional de la OMS para África, Matshidiso Moeti.