Rupert Murdoch cumplió 90 años este jueves y, aunque esté en la reducida lista de nonagenarios al mando de imperios mundiales, los colaboradores que se han reunido con él en las últimas semanas afirman que el empresario no tiene ninguna intención de bajar el ritmo.
“Sinceramente, hace años que no lo veía en tan buena forma”, señala una persona que se reunió con Murdoch poco antes del último confinamiento decretado en el Reino Unido. El encuentro tuvo lugar en Holmwood House, la propiedad de estilo georgiano cerca de Henley-on-Thames que el magnate adquirió por 11,25 millones de libras esterlinas hace dos años con su exesposa, la modelo Jerry Hall, y donde ha pasado la mayor parte de su tiempo durante la pandemia. “La verdad es que esperaba verle más cansado. Todo lo contrario. Tiene en la agenda un montón de reuniones, siempre que las medidas para frenar la pandemia se lo permiten, quiere estar conectado con la actualidad, habla sobre muchos temas, quiere mantenerse al tanto de sus negocios” dice.
Como presidente ejecutivo de News Corp, matriz del Wall Street Journal, el Sun, el Times de Londres y el Australian, y copresidente de Fox Corporation, emisora de Fox News y de los partidos del fútbol americano, Murdoch mantiene el control de un imperio mediático tremendamente poderoso.
El poder de Fox
Después de haber conseguido capear el escándalo de las escuchas telefónicas que amenazó con destruir su negocio en Reino Unido, ahora es Fox, dirigida por su hijo mayor Lachlan, la que marcará el futuro del imperio Murdoch y desempeñará un papel clave en la lucha dinástica.
Fox es un monstruo comercial, liderado por la cadena conservadora Fox News, que durante la era Trump tuvo unos índices de audiencia y una notoriedad sobredimensionados, algo imprescindible para los operadores de televisión de pago, que ha dado grandes beneficios durante décadas.
“No creo que sea posible contar con una suscripción por cable de cierta envergadura en Estados Unidos sin Fox News o la emisión de Fox, mientras mantenga los partidos de la liga de fútbol americano”, afirma Richard Greenfield, socio y analista de medios y tecnología de LightShed Partners.
Fox News lidia con problemas. Tendrá que hacer frente a una demanda multimillonaria por las afirmaciones que le acusan de ayudar a difundir la teoría falsa de que las elecciones presidenciales en Estados Unidos estaban amañadas. Por otra parte, su audiencia está optando por medios que se escoran más a la derecha, como Newsmax y la nueva cadena favorita de Donald Trump, One America News Network (OANN). A pesar de esto, es improbable que estos obstáculos le quiten el sueño al curtido Murdoch.
Sin embargo, el posicionamiento editorial de la cadena y de varios de sus activos periodísticos tienen implicaciones a largo plazo y, cuando el poder se transfiera finalmente a sus cuatro hijos mayores, puede haber un problema mayor.
Cuando se le preguntó si Fox News había desempeñado un papel en el asalto al Capitolio en enero, el hijo menor de Murdoch, James, de 48 años, que en su día se consideraba el heredero, cargó contra la empresa familiar. James afirmó que los grupos de medios de comunicación estadounidenses “propagaban mentiras” desencadenando “fuerzas insidiosas e incontrolables”. En todo momento se abstuvo de nombrar a Fox.
El verano pasado, el heredero dimitió del consejo de administración de News Corp, alegando “desacuerdos” sobre el contenido editorial, y rompiendo así su último vínculo formal con el imperio creado por su padre.
La amenaza de los medios digitales
A pesar del éxito comercial de Fox, Murdoch se enfrenta a un problema: no tiene una dimensión a gran escala. Fox está valorada en 22.000 millones de dólares, mientras que rivales como Disney y AT&T están valorados en 350.000 y 200.000 respectivamente. De hecho, en 2014 se impusieron a Murdoch tras su fallida oferta de 80.000 millones de dólares para hacerse con TimeWarner y así aumentar el volumen de 21st Century Fox para seguir siendo competitivo a nivel mundial.
En Estados Unidos, el mercado tradicional de la televisión se está reduciendo rápidamente a medida que el streaming redefine lo que los consumidores están dispuestos a pagar por los contenidos. El año pasado, una cifra récord de seis millones de hogares estadounidenses cancelaron suscripciones a la televisión de pago.
Por otra parte, la noticia de que Amazon está a punto de hacerse con la exclusividad de los partidos de la liga de fútbol americano para su servicio Prime Video es un recordatorio oportuno de la competencia que representan los nuevos y poderosos rivales digitales a la hora de conseguir los derechos de los programas de máxima audiencia, y de la amenaza que suponen para las emisoras tradicionales, como las cadenas deportivas de Fox.
Como indica Greenfield, la cuestión clave de cara a 2022 y 2023, y de hecho, también más allá de estas fechas, es que o “comes o te comen”. “Fox y otros medios parecidos no tienen la dimensión suficiente. Es difícil pensar que Fox seguirá siendo una empresa independiente dentro de cinco años. Probablemente está pensando en estos momentos su estrategia de evolución”, dice.
En 2017, Murdoch reconoció sus limitaciones en la batalla mundial del entretenimiento y dio el inusual paso de vender al traspasar 21st Century Fox -con activos que van desde Los Simpson hasta las franquicias de X-Men y Avatar– a Disney por 71.000 millones de dólares. La operación reportó 2.000 millones de dólares a cada uno de sus seis hijos. Posteriormente, Comcast se hizo con una puja de 30.000 millones de libras.
“¿Nos retiramos? En absoluto”, dijo Murdoch en su momento. “Estamos pivotando en un momento crucial”. La cláusula del acuerdo con Disney que impedía a Murdoch realizar más ventas de activos llega a su fin este mes, así que muy pronto tendrá la oportunidad de evaluar si vuelve a pivotar.
El futuro de Fox
Muchos analistas creen que no hay ninguna lógica comercial en la tan comentada fusión de Fox con News Corp, dirigida por la mano derecha de Murdoch, Robert Thomson, que comparte fecha de cumpleaños con su jefe y que acaba de cumplir 60 años. La opinión es que, a corto plazo, las empresas bien financiadas tienen más posibilidades de ser compradoras.
Lachlan, de 49 años, ya ha adquirido el servicio de streaming con publicidad Tubi por 440 millones de dólares y es muy probable que aumente su participación en la empresa de apuestas Flutter, matriz de Paddy Power, Skybet y Betfair. Pero a largo plazo habrá una reorganización más amplia de la actual cartera de activos.
“Murdoch ha hecho gala de una extraordinaria capacidad para soltar activos”, afirma Claire Enders, fundadora de Enders Analysis. “Aunque no veo que Fox News sea vendible como el Wall Street Journal y el Sun, no creo que pase nada con ellos mientras Murdoch viva. Él es un verdadero hombre de la prensa, pero nadie dice que sus hijos amen los obligados elementos políticos del negocio de la prensa de la misma manera que su padre”, dice.
En 2005, Lachlan, el hijo que parecía estar mejor situado para sucederlo, pilló por sorpresa a su padre y abandonó abruptamente el negocio familiar y se mudó a Australia para impulsar otros proyectos. Una década más tarde, la empresa familiar consiguió volverlo a atraer y, si se queda en el negocio, tendrá una agenda propia.
“Siempre ha habido dudas sobre qué quiere hacer realmente Lachlan”, señala una fuente. “Cuando Rupert está en la sala, Lachlan cumple con su papel y apoya a su padre. Pero cuando Rupert se va, Lachlan asume con claridad el papel de liderazgo”, dice.
Cuando la era Rupert termine, la fundación familiar, que controla el 40% de las acciones con derecho a voto de News Corp y Fox Corporation, se repartirá a partes iguales entre sus cuatro hijos mayores. Sus dos hijas menores, Grace y Chloe, son beneficiarias financieras.
“Lachlan no tiene el apoyo de toda la familia”, señala una fuente. “James y Elisabeth se llevan muy bien. Prudence y Elisabeth se llevan muy bien. Si lo que quieren es un cambio, hay una vía para lograrlo”.
La madre de Rupert, Dame Elisabeth, vivió hasta los 103 años, así que este horizonte podría estar aún lejos. Esto daría al magnate tiempo para llegar hasta las siete décadas de negocios, remodelar el imperio para calmar las diferencias familiares y garantizar que la próxima generación mantenga intacto el legado de los Murdoch.
Traducido por Emma Reverter