La Unión Europea y la OTAN constatan que Ucrania consume más munición de la que la industria occidental es capaz de fabricar con sus medios actuales. Mientras los gobiernos europeos anuncian nuevos envíos de armamento pesado, como los primeros tanques alemanes o blindados ligeros franceses, armas que hace unos meses se negaban a entregar a Kiev, sus depósitos de municiones empiezan a vaciarse.
Los cálculos más realistas que cuentan fuentes comunitarias hablan de que la industria europea es capaz de fabricar al año unos 300.000 proyectiles de artillería de 155 milímetros (los más comunes en las armas de los países de la OTAN) mientras las Fuerzas Armadas ucranianas consumen unos 40.000 al mes, que equivaldrían a 480.000 al año si la guerra siguiera al ritmo actual.
Cada día, Ucrania dispara más de 6.000 proyectiles de artillería de todo tipo. No hay industria militar en Europa que sostenga ese ritmo.
Las razones son varias pero la mayor es la reducción de la capacidad de la industria militar tras el fin de la Guerra Fría. Ante la falta de la amenaza militar que suponía el Pacto de Varsovia, Europa fue dejando de rellenar continuamente sus arsenales de municiones y la industria del ramo fue reduciendo de tamaño. Ahora falta esa capacidad productiva de tiempos de tensiones geopolíticas globales, pero también obreros especializados o materias primas.
Ucrania dispara más de 6.000 proyectiles de artillería de todo tipo, por día. Foto: Anatolii Stepanov / AFP
Rusia, con el mismo problema
La buena noticia para los occidentales es que Rusia tiene los mismos o peores problemas para suplir a sus Fuerzas Armadas y que las sanciones dañan en mayor medida su capacidad industrial.
Porque Rusia también gasta munición como si no hubiera mañana. Un informe del británico Royal United Services Institute estimaba que los stocks de munición británicos darían para una semana de guerra al ritmo que consumían Rusia y Ucrania.
Rusia también gasta munición como si no hubiera mañana. Foto: AP
Estados Unidos anunció un paquete de 1.800 millones de dólares que por primera vez incluye el envío de baterías de lanzaderas antimisiles Patriot, además de munición de precisión y cohetes de largo alcance.
La ayuda, sumada a los últimos anuncios de París y Berlín, son buenas nuevas para el presidente Volodimir Zelenski en este principio de año, pero esas armas necesitan miles de piezas de munición cada día.
Y todo el peso tampoco puede recaer en la industria estadounidense, incapaz de seguir el ritmo. De ahí que los países europeos con capacidad industrial militar más potente sean señalados desde la Unión Europea y la OTAN para que aumenten esa capacidad lo más rápido posible.
La capacidad de producción de munición europea debe aumentar, estiman fuentes comunitarias. Aunque no se enviara ni un proyectil más a Ucrania, al ritmo actual se tardarían al menos 15 años en rellenar los depósitos. La OTAN exige a sus Estados miembro que tengan munición para sostener 30 días de combates de una guerra de envergadura. Ningún país europeo tiene hoy en día esa capacidad.
Una unidad ucraniana dispara morteros en la línea del frente en Donetsk. Foto: Anatolii Stepanov / AFP
Reforzar la infraestructura
La Comisión Europea identificó desde hace meses otro de los problemas militares europeos. Las infraestructuras no están en muchos casos preparadas para el tránsito de material militar pesado.
Bruselas aprobó así un plan de 60 millones de euros para que Bélgica adapte los puertos de Amberes y Zeebrugge para la llegada de armamento pesado estadounidense que después circularía hacia el este de Europa.
La comisaria europea de Transportes, Adina Valean, dijo al diario flamenco ‘De Standaard’ que “dada la agresión rusa contra Ucrania, la problemática de la movilidad militar en Europa está ahora en lo más alto de la agenda”.
Las reformas a hacer en los puertos belgas permitirán cargar material militar pesado directamente en trenes de mercancías hacia Alemania mucho más rápido que ahora. También se arreglarán carreteras entre los puertos de Flandes para sostener el peso de vehículos militares. Bélgica ha puesto además el ojo sobre antiguos puentes, para reforzarlos.
Bruselas, especial para Clarín