Ahora, un grupo de expertos alemanes en ADN antiguo y arqueólogos mexicanos creen haber identificado en el yacimiento de Yucundaa-Teposcolula el patógeno que causó tanta mortandad. Localizada en la Mixteca Alta (Oaxaca, México), bajo la plaza central de la ciudad se encontraron los restos de decenas de personas enterradas por esa fecha, según la datación por radiocarbono. Con las precauciones exigidas por la dificultad que entraña analizar material genético extraño en restos de casi 500 años, los autores del estudio han hallado la presencia de una bacteria, la Salmonella enterica, en los dientes de indios que murieron durante la epidemia.

“Debido al contexto histórico y arqueológico, Teposcolula-Yucundaa nos ofrece una ocasión única para resolver la cuestión sobre el desconocido agente microbiano responsable de la epidemia”, dice la especialista en arqueogenética del Instituto Max Planck de Ciencias de la Historia Humana y principal autora del estudio, Åshild Vågene. Tras la epidemia, en 1550, los supervivientes abandonaron el desde entonces llamado PuebloViejo de Teposcolula, bajando al valle cercano. Eso hizo que las plazas, calles y también el cementerio se detuvieran en el tiempo.

Este es el único cementerio de aquel tiempo del que hay referencias históricas de que allí se enterró a muertos por el cocoliztli. A comienzos de este siglo se halló el camposanto bajo la Plaza Grande. En total, se han contado 800 enterrados, muchos de ellos en grupos, como apilados y sepultados con prisa. De entre ellos, los autores de la investigación, publicada en Nature Ecology & Evolution, analizaron la pulpa dentaria de piezas de 24 individuos. Todos los dientes tenían el rastro de bacterias propias del microbioma de la boca o de la tierra donde reposaban. Pero en 10 de los casos hallaron también la marca genética de la Salmonella enterica, subespecie Paratyphi C. Sin embargo, no encontraron rastro del microbio en restos humanos anteriores a la epidemia.