Dejar el alcohol cambió drásticamente mi forma de divertirme cuando salía de fiesta.
Es la pregunta que todos nos hacemos cuando estamos sobrios: ¿querrán mis amigos seguir saliendo conmigo si en vez de Laurent-Perrier bebo solo Perrier?
Por loco que suene, anunciar que has dejado de beber en tu entorno social a veces es más complicado que el propio hecho de dejar de beber. La abstinencia va mucho más allá de una decisión de mejorar tu salud física y tu bienestar emocional, porque tiene un tremendo impacto en tu vida social.
Y tal como descubrí por mí misma al dejarlo, no solo significa tener que soportar momentos incómodos cada vez que vas a un bar con amigos. Ir a los bares a beber no era mi problema. Mi problema era que bebía demasiado y eso afectaba a mi carrera profesional y a mi relación con mis amigos y mis hijos. La bebida me estaba consumiendo, así que la dejé.
Anunciar que has dejado de beber en tu entorno social a veces es más complicado que el propio hecho de dejar de beber
A lo largo de mi vida, el alcohol ha sido parte inherente de todas mis actividades sociales: comidas familiares, bodas, barbacoas, reuniones de amigos en verano, eventos de networking, fiestas de cumpleaños y encuentros casuales con vecinos.
No fue hasta que lo dejé que me di cuenta de lo mucho que los acontecimientos sociales giran en torno al alcohol. Está en todas partes, o al menos para mí, una bebedora empedernida que había hecho del beber un pilar de su vida social. Pasar de eso a no probar una gota de alcohol era una hazaña que no tenía ni idea de cómo llevaría a cabo, y empecé a temer lo peor.
Acepté que esto es un tema muy serio, que antes me automedicaba con una de las drogas más adictivas que existen y que ya he dejado de hacerlo. He pasado de ser una de las personas más borrachas de la fiesta a ser (casi siempre) la única que está sobria
Después de siete meses sin probar la bebida, a día de hoy sigo evitando acudir a eventos sociales siempre que puedo. No tanto porque me preocupe sucumbir a la tentación, sino porque no tengo el menor interés en ver a alguien beberse siete chupitos de tequila de un tirón, uno detrás de otro.
Aunque mi relación con la abstinencia es muy reciente, en estos meses ya he aprendido mucho sobre cómo socializarme desde la sobriedad. Aquí dejo varios consejos que espero que sirvan de ayuda a otras personas.
No esperes que todo sea igual que antes
Tu vida social va a cambiar, pero eso es bueno. Tú también eres diferente. Para mí, un momento crucial fue cuando acepté que esto es un tema muy serio, que antes me automedicaba con una de las drogas más adictivas que existen y que ya he dejado de hacerlo.
He pasado de ser una de las personas más borrachas de la fiesta a ser (casi siempre) la única que está sobria. Por supuesto que las cosas van a ser distintas.
Con el tiempo irás ganando confianza
Solía refugiarme en el alcohol para sentirme más segura en situaciones incómodas: citas, fiestas familiares, noches de chicas, etc. Yo conocí a mi prometido antes de dejar la bebida, por lo que nunca he tenido que enfrentarme al abismo de las citas sin alcohol, pero el mero hecho de pensarlo me pone la piel de gallina.
Hacia el final de mi periodo alcohólico, el miedo a perder la seguridad que me daba la bebida era la única razón que me impedía dejarla. No voy a mentir: después de tomar la decisión, cada vez que iba a algún evento social era un manojo de nervios y me sentía muy incómoda, así que procuraba fingir que todo iba bien.
Incluso hoy, cuando entro en una fiesta sin una gota de alcohol en mi cuerpo, durante un breve instante siento ese nudo en el estómago, aunque me ocurre cada vez con menos frecuencia a medida que me voy sintiendo más segura.
Busca apoyo en los amigos
En los amigos de verdad, al menos. La abstinencia puede influir en la amistad de forma fascinante. Algunos de mis amigos han necesitado un poco de tiempo para adaptarse a mi decisión, y yo lo entiendo perfectamente. Otros han ido desapareciendo de mi vida sin dramas; imagino que mi abstinencia simplemente aceleró lo inevitable. En cambio, mis amigos de verdad siempre han estado ahí cuando me desmayaba en las fiestas o vomitaba en el taxi, y a día de hoy siguen a mi lado.
Ahora estoy conociendo a gente nueva porque el tiempo que antes pasaba bebiendo o recuperándome de la resaca ahora lo dedico a otras cosas: clases de yoga, natación, escribir, actualizar mi blog… Es lo que John Mendelson, profesor de la Universidad de California y experto en adicciones clínicas llama “un nuevo mundo social en el que beber no es el único objetivo de la fiesta”.
Nadie te va a entender mejor que un amigo que tampoco beba
“Los exbebedores tal vez sientan la necesidad de buscar y participar de ese nuevo mundo”, afirma. “Las cenas, fiestas de trabajo y los demás acontecimientos en los que el alcohol tiene un papel importante pueden suponer un gran desafío para quienes acaban de dejarlo, por lo que estas personas han de tener un plan preparado si quieren asistir a estos eventos”.
Mendelson tiene más consejos para que estas ocasiones sean menos incómodas: llévate tus propias bebidas no alcohólicas allá donde vayas y llévate a algún amigo o amiga que tampoco beba. Nadie te va a entender mejor que un amigo que tampoco beba.
La planificación previa es crucial, y si crees que una situación supone un riesgo muy alto, no pasa absolutamente nada si decides irte, según afirma Mark Willenbring, que fue director de la división de tratamiento y recuperación del Instituto Nacional del Alcoholismo en EUA entre 2004 y 2009, y responsable de la supervisión de las investigaciones sobre el trastorno del alcoholismo en universidades de todo el país. “A la que sientas la mínima tentación, vete”, aconseja. “No sirve de nada poner a prueba tu fuerza de voluntad”.
Sobre todo al principio de dejarlo, probablemente te preguntarán varias veces por qué no bebes. Willenbring recomienda tener preparada alguna frase, del tipo “Me he dado cuenta de que estoy mejor sin beber”. ¡Bum! “Si alguien insiste, puedes responderle: “¿Te incomoda que no beba?”, añade.
Si te sigue incomodando salir con gente que bebe, quédate en casa. En serio, tómate tu tiempo para asimilar tu nueva condición y céntrate en ti
“Mis pacientes dicen que esa respuesta suele serles útil para terminar con los interrogatorios de ese tipo de forma rápida y respetuosa”. Y si eso no funciona o tus amigos te están presionando para que bebas, quizá vaya siendo hora de que te plantees si esas “amistades” valen la pena.
“Para muchas personas, estar sobrio es lo normal y no ven estigma alguno en la abstinencia”, afirma Mendelson. “Los miembros de esos grupos son amigos porque tienen intereses profesionales y recreativos similares. Si tu grupo social gira en torno a la bebida, puede costarte que acepten un comportamiento que ellos no comparten. Quien se esté planteando llevar un estilo de vida libre de alcohol, probablemente tendrá que buscar nuevas amistades y actividades”.
Si todo esto no funciona, quédate en casa. En serio, tómate tu tiempo para asimilar tu nueva condición y céntrate en ti. Durante las primeras semanas, cuando me estaba volviendo loca pensando en cómo decirle a la gente que había dejado la bebida, la única persona abstemia que conozco en mi vida me dijo: “La única conversación que has de tener es contigo misma”. Un buen mantra para los que acaban de dejar el alcohol.