El drama en Afganistán tiene ya varios nombres propios, los de las siete personas que han muerto en una estampida en los alrededores del aeropuerto de Kabul.
Los talibanes han acusado directamente a Estados Unidos del caos en el aeropuerto mientras desde Europa llegan las presiones a Washington para que amplíe el plazo para la retirada de las tropas de Afganistán, permitiendo que se pueda evacuar a más personas.
Desde la toma del poder por parte de los talibanes, miles de familias se agolpan en el aeropuerto internacional para intentar evacuar el país.
Los talibanes venden seguridad en las calles
Mientras tanto, la resistencia al yugo talibán sigue viva en el valle de Panjshir, una fortaleza natural que es un bastión del difunto comandante antitalibán Ahmad Shah Massoud. El sábado, los talibanes anunciaron, a través de un vídeo en sus redes sociales, que el hijo de Massoud había prometido lealtad al nuevo emirato islámico, aunque éste no se ha pronunciado y sus fuerzas continúan entrenándose.
Los combatientes talibanes por su parte patrullan las calles de Kabul en un intento de “garantizar la seguridad” y de convencer de las bondades de su régimen.Uno de ellos explica que “se ha concedido una amnistía a todos los antiguos empleados del gobierno. No se enfrentan a ningún problema por parte de nuestros muyahidines (guerreros sagrados) y deben seguir con confianza sus vidas. Estamos haciendo todo lo posible para garantizar su seguridad y la de sus hogares para que nadie pueda molestarles.”