Varias organizanizaciones ecologistas han celebrado la decisión del Reino Unido de prohibir la venta de nuevos coches de combustión a partir del 2030, diez años antes que España y Francia, y cinco años después de lo que lo hará Noruega, hasta ahora el país más ambicioso.
El anuncio forma parte de un plan del Gobierno de Boris Johnson para una “revolución industrial verde” y de paso envía un poderosos mensaje al resto de paises que participarán en la Cumbre del Clima dentro de un año:
“Lo que esperamos es que dé impulso a la eliminación de los combustibles fósiles de nuestros vehículos y que la Unión Europea lo siga. Es un tipo de dinámica diferente a cuando estábamos dentro, no obstante, el impacto y el impulso que suponen están ahí y eso es un paso importante, ha manifestado a Euronews, el director de Greenpeace en el Reino Unido, Doug Parr.
Se espera que la medida tenga un impacto positivo en la economía, con la creación de de hasta 250.000 puestos de trabajo británicos.
El plan incluye ámbitos de actuación en materia de energía limpia, transporte, protección de la naturaleza y tecnologías innovadoras, y se configura como la gran apuesta del Gobierno británico en la estrategia de descarbonización de la economía para el año 2050, además de ser un ejemplo, ante la cumbre del clima de la ONU que se celebrará el año que viene en Glasgow.