Las cifras de México hablan. De acuerdo a las estadísticas de criminalidad, en los primeros seis meses de 2020, en plena pandemia por el coronavirus, han asesinado a 1.932 mujeres. Un centenar más que en el mismo periodo del año pasado y el doble que los 944 asesinatos de mujeres que hubo en la primera mitad de 2015. El pasado 24 de junio, más de cien cruces rosas fueron colocadas frente a Palacio Nacional, sede del Gobierno y residencia del presidente Andrés Manuel López Obrador, para recordarle estas muertes.
En el Zócalo, sobre el asfalto que separa esta enorme plaza central de México y el Palacio Nacional, los familiares de las víctimas escribieron en enormes letras blancas “¿Dónde están?”, colocaron las cruces con los nombres de sus familiares asesinadas. Un mes después, el 20 de julio, otro grupo de manifestantes fingió morirse frente al Palacio Nacional para protestar por los feminicidios y el 8 de agosto, pintaron una cruz rosa de 30 metros en el suelo del Zócalo, con la leyenda “No más feminicidios”.
No son solo los datos de los asesinatos. Según reconoció la propia Secretaría de Gobernación, las llamadas de auxilio de mujeres a los números de emergencia por violencia doméstica casi se doblaron en 2020. Si en los primeros seis meses del año pasado se recibieron 89.998 llamadas, en el mismo periodo de 2020 fueron 131.224, un incremento del 45%.
López Obrador, que ha demostrado tener poca sensibilidad e instinto político en los temas de género, cuando fue preguntado sobre este aumento, contestó que “el 90% de esas llamadas son falsas”. Mientras, varias organizaciones de atención a mujeres tienen claro que hay una relación directa entre este alza y el confinamiento y encierro debido al coronavirus.El vídeo más bochornoso de Bolsonaro: sube a hombros a un enano pensando que era un niñoE.E. | AgenciasAlertado por un seguidor de que no era un niño, el presidente de Brasil lo baja y sigue su camino como si nada hubiera pasado.
“La pandemia no iba a detener un problema de violencia generalizada que hay en el país y en el caso de las mujeres, la violencia es intrafamiliar además de comunitaria”, explica Luz Estrada, coordinadora del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, “que el confinamiento iba a traer más violencia, al estar las mujeres encerradas con su agresor y sin sus redes de apoyo, era evidente”.
Además, según sus datos, las instituciones encargadas de atender a las mujeres cuando llaman a los números de emergencia dejaron de funcionar durante los casi dos meses de confinamiento, bautizado en México como Jornada de Sana Distancia. Calcula que, de seguir las cosas como hasta ahora, 2020 puede convertirse en el año con mayor número de asesinatos de mujeres desde que hay registros.
Un informe titulado Las dos pandemias: Violencia contra las mujeres en México en el contexto del Covid-19, realizado por las ongs EQUIS Justicia para las Mujeres, la Red Nacional de Refugios e Intersecta asegura que “en el contexto de la pandemia por Covid-19, la violencia contra las mujeres ha aumentado“, y “sin embargo, las medidas, estrategias, políticas públicas y autoridades del Estado mexicano no han estado a la altura de su encomienda”.
En mitad de la crisis económica que la pandemia ha llevado a todo el mundo, México incluido, donde se calcula que el número de pobres pasará de 52.4 a 62.2 millones de personas, los recortes en el Gobierno federal de México son generalizados y también afectan a las instituciones encargadas de enfrentar esta problemática.
Recortes de 75%
El Instituto Nacional de las Mujeres, la oficina que tiene como mandato trabajar “por la igualdad de género en México, combatiendo la violencia y la discriminación hacia la mujer”, tuvo, como el resto de la Administración, un recorte en sus gastos operativos del 75%, unos 151 millones de pesos, que son casi seis millones de euros. De los 38 programas que el Gobierno decretó como prioritarios y que quedaban fuera del recorte, ninguno estaba enfocado a tratar la problemática específica de las mujeres y la violencia, lo que para las organizaciones y especialistas revela una falta de compromiso y de comprensión.
“El presidente, en la primera reunión que tuvimos con él, nos dijo que esto era un problema de desigualdad social, de pobreza y marginación. Y eso es falso, ya que en México te matan y te desaparecen seas rica, pobre, mediana…”, dice Estrada, que apunta como un ejemplo al caso de Abril Pérez Sagaón, asesinada por su pareja, Juan Carlos García, exdirector de la filial mexicana de Amazon.
“Entonces, con esa mirada, hay una falta de entendimiento sobre el efecto que tiene la reducción de presupuesto para estos temas ya que no ves el problema. Y esa falta de visión tiene consecuencias en la muerte continúa de mujeres”, argumenta. Otro mecanismo que estuvo a punto de sufrir un recorte pero se evitó por la presión mediática fueron las Alertas por Violencia de Género, “un conjunto de acciones gubernamentales de emergencia para enfrentar y erradicar la violencia feminicida en un territorio determinado, ya sea ejercida por individuos o por la propia comunidad”.
“En estos seis meses han aumentado también los delitos sexuales, van más de 30.000, lo que casi dobla el mismo del año pasado. Estos datos te dicen lo prioritario que tiene que ser el tema y las estrategias en un país con una cultura tan machista como México”, se lamenta Estrada.
La última muestra de esta cultura tan machista se vio en Puerto Vallarta, en el estado de Jalisco. En julio fue detenido un funcionario público, dentro de un auto, abusando de una niña de diez años. La menor estaba desnuda. La semana pasada se inició el proceso judicial y el juez encargado, que ejercía en un centro especializado en atención a mujeres, no imputó al acusado de corrupción de menores ya que la víctima “no sintió placer”.
“¡Cómo puede ser que un juez diga eso!”, se indigna Estrada. “Eso pasa a diario en nuestro país. Esa es la mirada de quien juzga. Se minimizan las violencias contra las mujeres, se quitan los recursos a los programas y las consecuencias son los feminicidios”.