En 1911, el gobierno estadounidense decidió sacar del fondo de la bahía de La Habana los restos del Maine. Tras construir un encofrado alrededor del pecio y extraer el agua, los restos pudieron ser minuciosamente examinados a cielo abierto. Sin embargo, el informe de esta investigación fue tan vago que no aportó nada para determinar las causas del hundimiento.
La prensa miente…
El World, diario de Nueva York propiedad del magnate Joseph Pulitzer, sostuvo que los oficiales españoles habían brindado tras la explosión del Maine. En realidad, todos trabajaron sin descanso durante la noche para rescatar a los supervivientes. Arriba, portada del World del 17 de febrero de 1898.
El capitán del Maine, Charles Sigsbee (arriba), se hallaba la noche del 15 de febrero de 1898 en los camarotes de popa del navío, lo bastante lejos del centro de la explosión como para salir ileso. Sigsbee negó siempre cualquier responsabilidad, aunque en su declaración ante el tribunal de la Armada mostró que había descuidado las medidas de seguridad.