La historia del joven Xiao Wang escandalizó al mundo en 2011. Ahora sufre las consecuencias de una decisión que todavía hoy resulta difícil de creer.
Ansioso por tener un iPhone, pero sin dinero para comprarlo, hace ocho años el joven chino Xiao Wang decidió vender uno de sus riñones.
En ese momento tenía 17 años.
Decidido a conseguir lo que quería como fuese, este estudiante de la provincia de Hunan, en el sur de China, contactó con una red ilegal de tráfico de órganos sin que su familia lo supiese.
Le ofrecieron 3.000 dólares por su riñón. Y él aceptó.
Asistencia las 24 horas
En la clínica ilegal en la que lo operaron contrajo una infección que lo marcaría para siempre y que desembocó en una insuficiencia renal.
El caso salió a la luz después de que la madre del chico le preguntara de dónde había sacado el dinero para comprarse el móvil y la ‘tablet’.
“Mamá, vendí un riñón“, confesó finalmente el joven. La historia llegó a los medios locales.
Tras denunciarlo, las autoridades chinas arrestaron a nueve personas, entre las que se encontraban los médicos que le extrajeron el órgano y los miembros de una banda que traficaba con órganos humanos.
Fueron condenados a entre 3 y 5 años de prisión.
La familia del chico recibió una indemnización de unos 200.000 dólares.
Actualmente Wang vive en la cama conectado a una máquina de diálisis y necesita asistencia las 24 horas del día.