Hasta ahora la guerra comercial entre Estados Unidos y China se ha restringido a los aranceles. Pero a veces, hay otras armas que pueden dañar gravemente al enemigo.
Washington y Pekín, las dos economías más grandes del mundo, han amenazado con seguir imponiendo gravámenes a sus productos en medio de una escalada que no da señales de aflojar.
Los enfrentamientos se producen en un momento de incertidumbre en la negociación nuclear de EE.UU. con Corea del Norte y en este contexto Donald Trump ha atribuido buena parte del estancamiento a China, principal aliado del régimen norcoreano.
¿Son los aranceles solo la punta del iceberg?, ¿cuáles son las armas que tiene Xi Jinping para enfrentarse a Trump más allá de los aranceles?
1. Hacerle más difícil la vida a las empresas de EE.UU.
Si se trata de complicarle la vida a una firma, es posible hacerlo a través de varios caminos, como poner dificultades en la aduana, complicar las regulaciones y subir los costos.
“China tiene historia con ese tipo de comportamientos y es claramente una preocupación para los negocios estadounidenses”, le dice a BBC Mundo Mary Lovely, profesora de Economía de la Universidad de Siracusa e investigadora no residente en el Peterson Institute for International Economics.
“Aunque han existido algunos informes sobre este tipo de barreras contra firmas estadounidenses, no hay razón para creer que está ocurriendo en una escala más amplia, al menos no todavía”.
“Para ambas partes usar estrategias no arancelarias tiene un gran costo“.
Este tipo de medidas “reducen la probabilidad de que los exportadores hagan inversiones necesarias para los mercados de EE.UU. y China”, dice Lovely.
“Reducen la competencia, elevan los precios y disminuyen las opciones de los consumidores”.
Pero no son las únicas, ni las más probables.
“China está focalizada en tratar de aislar a Estados Unidos, más que alterar el tipo de cambio o fastidiar a los inversionistas extranjeros”, agrega.
2. Aislar a Estados Unidos
China podría tratar de ganar tiempo. Como Xi Jinping posee planes de permanecer en el poder, no tiene la presión de otros mandatarios de conseguir resultados inmediatos.
Puede ir lentamente armando alianzas comerciales con otros socios, intentando aislar a EE.UU.
Eso explicaría en parte, dicen analistas, los acercamientos de Pekín a Europa, otros países asiáticos y Latinoamérica.
Incluso podría llegar a unirse al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, del cual Washington se retiró, entre otras opciones de asociación comercial.
Y dado que Trump ha entrado en disputas comerciales con la Unión Europea, Canadá y México, Pekín mira con interés la posibilidad de abrir nuevos pactos.
3. Devaluar el yuan
Si China decidiera lanzar un ataque frontal, podría devaluar su moneda, pero esa es una decisión muy difícil de tomar.
Algunos analistas consideran que una guerra cambiaria tiene efectos rápidos y más efectivos, aunque otros piensan que puede convertirse en un arma de doble filo.
“China puede inyectar dinero en su economía para apoyar a sus empresas o puede devaluar su moneda”, le dice a BBC Mundo Bryan Borzykowski, escritor especializado en inversiones, finanzas personales y negocios.
“Creo que las armas comerciales chinas pueden hacer más daño”, agrega. “La pregunta es es si realmente lo van a hacer“.
Si el yuan baja, los aranceles tienen un menor impacto. En ese caso, EE.UU. tendría que aumentar el nivel de gravámenes que le ha impuesto a los productos chinos. Y así la disputa sigue escalando.
4. Dejar de comprar bonos del Tesoro
Aunque los bonos del tesoro son una inversión segura, si el gobierno chino se ve bajo mucha presión, podría vender parte de los bonos que posee o parar de comprar nuevos.
Eso tendía un fuerte impacto en la economía de EE.UU., pero también provocaría efectos en Pekín.
Si China inundara el mercado con aquellos bonos, caería el precio. Y claro, haría que los propios títulos que posee China perdieran valor y no existe una alternativa tan segura de inversión en otro lado, dicen analistas.
Con todos los problemas que una medida de este tipo traería, esta arma es una de las más dañinas.
“Se llevaría ingresos públicos en un momento en que el gobierno tiene una gran déficit”, dice Kristina Hooper, estratega de mercados globales de la firma estadounidense Invesco.
China es “mucho más vulnerable”
Algunos expertos no ven viable la opción de que China use otras armas más allá de los aranceles.
“China es mucho más vulnerable en una guerra comercial que Estados Unidos. La economía estadounidense es mucho más grande y está a años luz en eficiencia“, le dice a BBC Mundo Scott Kennedy, director del Proyecto sobre Negocios en China y Economía Política del Center for Strategic & International Studies en Washington.
“China no puede crear una crisis financiera vendiendo los bonos del Tesoro estadounidenses”.
Si Pekín hiciera algo así, “Estados Unidos respondería inmediatamente con mayores tarifas para compensar”, agrega.
Por otro lado, efectivamente Pekín podría hacerle la vida más difícil a las empresas estadounidenses, pero se trataría de “casos aislados”, agrega Kennedy.
Desde otra perspectiva, el ganador del Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, ha dicho que China se encuentra en “una mejor posición para resistir la tormenta“.
“Tiene herramientas y recursos para ayudar a los que se ven adversamente afectados por las consecuencias de una guerra comercial”, agrega.
“China está sentado sobre US$3 billones de reservas para ayudar a esos afectados”.
Distintas opiniones que se suman a un debate internacional, que sigue atentamente los efectos globales del enfrentamiento entre los dos gigantes.
Una guerra cuyas consecuencias van mucho más allá de sus fronteras y que pone en riesgo el equilibrio de los mercados a nivel global.