Los recientes disturbios racistas en Charlottesville (Virginia) siguen pasando factura a Donald Trump, cuya respuesta ambigua provocó numerosas críticas entre conservadores y demócratas, incluídos miembros de su gobierno. El secretario de Estado, Rex Tillerson, se distanció este domingo de su jefe al afirmar que “el presidente habla por sí mismo”, y no necesariamente en representación de los valores estadounidenses.
Durante una entrevista en Fox News Sunday, Tillerson respondía a una pregunta sobre el rechazo de la ONU al Gobierno de Trump por su débil condena de los disturbios que resultaron en la muerte de una mujer, atropellada por un supremacista blanco. “Nosotros en el departamento de Estado expresamos los valores americanos. Representamos al pueblo americano”, defendió Tillerson. Tras ser preguntado sobre si los comentarios de Trump —que sostuvo que había “gente buena” tanto entre los supremacistas como los antirracistas— también representan esos valores, el jefe de la diplomacia sugirió que el presidente expresa sus propias opiniones.
Días antes, otro alto cargo de la Administración Trump, el consejero económico de la Casa Blanca, Gary Cohn, también criticó a su jefe por la suave respuesta al incidente de Charlottesville, afirmando que el gobierno debía haber sido más tajante.
El comentario de Tillerson llegó un día después de que el presidente indultara a un polémico y racista sheriff, Joe Arpaio, una decisión que también ha suscitado el rechazo de políticos conservadores como John McCain.
La crispación hacia Trump entre sus aliados es, cada vez más, una constante dentro de una Casa Blanca agitada por despidos y dimisiones en el último mes y medio. Durante ese tiempo, el presidente ha perdido a su primer jefe de gabinete, dos portavoces, y su estratega radical, Steve Bannon — todas piezas clave de la Administración. Pese a los cambios, el caos y la discordia siguen caracterizando el ambiente diario en los pasillos del Despacho Oval. El nuevo jefe de gabinete, el general John Kelly, trata de imponer orden y armonía pero el indomable Trump demuestra a golpe de tuit o comentario polémico que es una tarea casi imposible.