Los espacios públicos en Londres fueron una vez más abandonados este fin de semana. El llamado del Gobierno británico ha sido “quédense en casa”. Desde el 4 de enero los británicos viven bajo un confinamiento general debido a la nueva cepa del coronavirus.
La propagación del coronavirus registra niveles récord: más de 400.000 nuevos casos fueron confirmados tan solo en la última semana. Los hospitales están en estado crítico.
“Estoy realmente preocupada por la situación en este momento… Observamos que 1 de cada 30 personas son portadoras de la nueva variante de la COVID-19 y a menudo la gente es asintomática… Así que es más importante que nunca poner en marcha esta campaña de vacunación y proteger a la gente”, señaló Nikki Kanani, la directora de Atención Primaria del Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en inglés) de Inglaterra.
Aunque dos millones de personas han sido vacunadas en el país, todavía queda el groso de la población por vacunar. Mientras tanto las autoridades piden respetar las restricciones y no saltarlas durante los paseos al aire libre.
“La dificultad aquí es que cada flexibilidad de las medidas puede ser fatal. Tener esta actitud de: no importa mucho si hago esto o aquello. Las reglas no están impuestas para que las rompas. Es una guía para que la gente sepa qué hacer”, explicó el ministro de Salud, Matt Hancock.
Evitar a toda costa la sobrecarga en los hospitales, en particular en las unidades de cuidados intensivos, pero mucho concuerdan que el mensaje gubernamental ha sido confuso.
El líder de la Oposición, del Partido Laborista, Keir Starmer, asegura que “el problema ha sido los mensajes contradictorios del gobierno. Como puedes comer fuera, no comas fuera, vuelve al trabajo, no vuelvas al trabajo. O quédate en casa, no te quedes en casa.”
En Inglaterra se permite a los ciudadanos salir una vez al día para hacer ejercicio pero la preocupación recae en cuántas más restricciones habrán que implementar para evitar el colapso de los hospitales.