El estado de Nueva York vuelve a registrar más de 1.000 nuevos casos en veinticuatro horas. En las últimas semanas la situación, que había mejorado notablemente, ha comenzado a sufrir un retroceso con el repunte de los contagios por coronavirus.
Este nuevo giro coincide con la reapertura de los negocios y el regreso a clases. Pero, pese al repunte, Nueva York está lejos de los números de abril, cuando se registraron hasta 9.000 casos diarios. No obstante, sigue siendo el estado más golpeado en cuanto a muertos en Estados Unidos con casi 33.000, desde el inicio de la pandemia. Más que en Perú, Francia o España.
Este domingo, Estados Unidos sobrepasó los 7.109.351 de casos confirmados de COVID-19 y contabiliza más de 204.700 fallecidos, según el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.
El balance provisional de fallecidos supera con creces la cota más baja de las estimaciones iniciales de la Casa Blanca, que proyectó en el mejor de los casos entre 100.000 y 240.000 muertes a causa de la pandemia.
El presidente estadounidense, Donald Trump, rebajó esas estimaciones y se mostró confiado en que la cifra final estaría más bien entre los 50.000 y 60.000 fallecidos, aunque luego auguró hasta 110.000 muertos, un número que también se ha superado.
Por su parte, el Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, en cuyos modelos de predicción de la evolución de la pandemia se fija a menudo la Casa Blanca, calcula que para las elecciones presidenciales del 3 de noviembre Estados Unidos llegará a los 240.000 fallecidos y para el 31 de diciembre a los 370.000.