A los 9 años, Arya era tan obeso que no podía caminar y tuvo que dejar la escuela. Desesperados viendo cómo sufría su hijo, los padres decidieron tomar medidas radicales. Se le aplicó una dieta estricta limitada en azúcar y carbohidratos, tenía que ejercitarse y pasó por una cirugía de banda gástrica.
El menor ahora camina 5 kilómetros todos los días y juega al bádminton con sus amigos, aunque su deporte favorito es el fútbol y es hincha del Liverpool F.C. inglés. Próximamente Arya volverá a la escuela.