Hospitales colapsados, personal sanitario exhausto, autoridades desbordadas… Rumanía sufre su peor momento desde que comenzó la pandemia de COVID-19. El martes registró un nuevo récord de muertes y de infecciones diarias: fallecieron 564 personas y se hubo casi 18 900 nuevos contagios.
En algunos centros médicos se están utilizando las ambulancias como salas de espera y varios pacientes han muerto tras esperar varios días sin poder ser atendidos.
– “Nos enfrentamos a una situación desastrosa, similar a un asedio. No hemos visto nada parecido en las anteriores oleadas de la pandemia. En las últimas 24 horas, han muerto 18 personas aquí, en Galati, y todas estaban sin vacunar”, afirma Mihai Polinschi, portavoz del Departamento de Ambulancias de Galati.
– “Nos enfrentamos a una avalancha de casos, pacientes en estado grave de salud, todos ellos necesitan suministros de oxígeno. Tenemos 70 pacientes en todas las salas de aislamiento del Servicio de Urgencias”, explica la doctora Violeta Sapira, portavoz del Hospital de Galati.
La lentitud de la campaña de vacunación es en buena parte responsable de la situación, según los expertos. El presidente del país ha pedido al Gobierno que la acelere y que, mientras tanto, vuelva a imponer medidas restrictivas.