A medida que la COP 26 avanza hacia su fase final, nuevos y ambiciosos acuerdos despegan con fuerza desde las mesas de trabajo. China y Estados Unidos han presentado una declaración conjunta en la que se comprometen a trabajar para acelerar la lucha contra el cambio climático durante la próxima década.

“La iniciativa se compromete a una serie de acciones importantes, no a largo plazo, no muy lejos en el futuro, sino ahora. Ahora, durante esta década, cuando es necesario”, declaró John Kerry, enviado presidencial especial de Estados Unidos para el Clima, en Glasgow.

Las dos grandes potencias publicaron una declaración en la que se comprometen a “reforzar la acción climática en la década de 2020 (…) para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París”, de limitar el avance de las temperaturas a final de siglo por debajo de los 2 grados centígrados y a intentar que no sobrepasen los 1,5 ºC, anunció en rueda de prensa el negociador chino, Xie Zhenhua.

El anuncio dio un vuelco a la recta final de las negociaciones, primero porque suma a los esfuerzos a China, que hasta ahora había mantenido perfil bajo en la COP26, y segundo porque señala como objetivo acelerar la descarbonización en la presente década, a corto plazo, como senda para desprenderse del CO2 a mitad de siglo.

La declaración, que llegó por sorpresa y que han aplaudido el secretario general de Naciones Unidas, Antònio Guterres, y el vicepresidente de la Comisión Europea para el Pacto Verde, Frans Timmermans, se conoce el mismo día en que la presidencia británica de la COP26 presentó un nuevo borrador de acuerdo sobre el que trabajar hasta el viernes.

Previamente, el primer ministro de Reino Unido, Boris Johns, regresaba a la conferencia de Glasgow para mostrar su apoyo a la ampliación del acuerdo final de la cumbre que negocian casi 200 países para frenar el cambio climático.

Distintas fuentes involucradas en la negociación señalaron a la agencia de prensa Efe que ese texto, que insta a los países a presentar en 2022 compromisos renovados para 2030, deja espacio para el optimismo de cara a un pacto final que desarrolle el Acuerdo de París de 2015.

La propuesta de la presidencia reconoce, además, que alcanzar ese objetivo “requiere reducciones rápidas, profundas y sostenidas de las emisiones globales de gases de efecto invernadero” y menciona la necesidad de eliminar progresivamente el carbón y “los subsidios a los combustibles fósiles”.

El texto ha sido valorado también como moderadamente positivo por las ONG, que critican, no obstante, que no cite expresamente el petróleo y el gas, y señalan que Arabia Saudí ha bloqueado una redacción más ambiciosa.