Ereván despliega un fuerte dispositivo policial tras una noche de ira. Muchos armenios no perdonan a su primer ministro Pashinián la firma de un acuerdo de paz en Nagorno Karabaj que consideran una claudicación ante Azerbaiyán y una falta de respeto a los fallecidos en el conflicto. Un malestar que contrasta con la celebración que hacían los azerbayanos. El acuerdo reconoce los avances de los azerbaiyanos sobre los territorios en disputa.

Las tensión es cada vez mayor en Erevan, mientras los armenios protestan contra el acuerdo alcanzado por su primer ministro. La gente nos ha hablando de su dolor y de todo lo perdido, diciendo que no quieren aceptar el acuerdo.

“Hemos perdido a muchos jovenes. Es horrible, un momento muy doloroso para mí. Mi respeto a los que murieron, estoy llorando… Quiero disculparme ante todas las madres que han perdido a sus hijos, lo siento mucho”, destaca una de las manifestantes.

“Quiero pedir a nuestra gente que no acepte el acuerdo de que Artsakh, Nagorno Karabaj, deba ser territorio azerbaiyano, teniendo en cuenta a todos los soldados que hemos perdido. Artsakh es Armenia en mi opinión, la gente tiene derecho a luchar”, apunta otro de los que protesta contra el acuerdo.

La justificación del primer ministro, que calificó de “doloroso” el acuerdo, no sirvió de nada. La noche posterior a la firma fue una noche de violencia, cor armenios indignados, entrando por la fuerza en el parlamento y la sede del Gobierno entre otros lugares y destrozando el mobiliaro como muestra de su rechazo.