En Brasil, los cementerios trabajan las 24 horas al día y el sistema de salud está al borde del colapso. Pero a pesar de que los muertos por COVID-19 aumentan cada día, el presidente Jair Bolsonaro mantiene su promesa de no imponer un confinamiento.
Asegura que el daño de la economía sería peor que los efectos del propio virus y se ha dedicado a bloquear a algunas autoridades locales para que no tomen medidas sanitarias.
“No habrá un cierre nacional. Algunos se atreven a decir que el Ejército debería ayudar a algunos gobernadores en sus medidas restrictivas. Nuestro ejército brasileño no saldrá a la calle para mantener a la gente dentro de sus casas”, expresó durante un evento público.
Los científicos han detectado 92 variantes del coronavirus en el país, incluida la P.1, identificada por primera vez en Brasil, que se cree que es mucho más contagiosa.
Con más de 13,1 millones de contagios y 340.000 fallecidos, el gigante latinoamericano es el segundo país con más fallecidos y casos confirmados de COVID, solo por detrás de Estados Unidos, aunque actualmente es el lugar del planeta donde más se muere por la enfermedad.
La explosión de contagios de coronavirus ha provocado que el sistema público de salud esté al borde del colapso con las unidades de terapia intensivas llenas al 90 % de su capacidad en 20 de los 27 estados brasileños.
En algunas zonas del país también han comenzado a escasear medicamentos, como sedantes y analgésicos, esenciales para mantener intubados a los pacientes infectados más graves.
La semana pasada, tuvimos más de 1,3 millones de casos nuevos en nuestra región y más de 37.000 muertes. De hecho, más de la mitad de todas las muertes mundiales notificadas durante la última semana se produjeron en América
Carissa F. Etienne Directora de la Organización Panamericana de la Salud
Argentina aplica el toque de queda
Argentina está experimentando una creciente ola de contagios. El presidente Alberto Fernández, que dio positivo de coronavirus después de ser vacunado, ha anunciado nuevas restricciones. El país ha registrado más de dos millones y medio de infectados desde el inicio de la pandemia.
“Estamos en un momento en estas próximas tres semanas donde el esfuerzo que tenemos que hacer es justamente para cubrir a la población que tiene más riesgo de tener complicaciones y fallecer”, declaró Carla Vizzotti, ministra de Salud del país.
Las nuevas restricciones, que estarán vigentes desde el próximo viernes y hasta el 30 de abril, incluyen un toque de queda entre las 00.00 y las 06.00 horas.
Además, en las zonas de mayor riesgo epidemiológico y sanitario, quedan suspendidas las actividades sociales en domicilios particulares, las reuniones sociales en espacios públicos al aire libre de más de 20 personas y la práctica recreativa de cualquier deporte en lugares cerrados con más de 10 personas.
Asimismo, se suspende la actividad de casinos, bingos, discotecas y salones de fiestas, mientras que bares y restaurantes deberán cerrar a las 23 horas.
Chile agrega una nueva vacuna a su cartera
La situación empeora pese a las masivas campañas de vacunación. Los hospitales están ocupados en un 95% debido al aumento de los contagios.
Es por ello que el Gobierno ha decidido posponer las elecciones constituyentes para mediados de mayo, al igual que las regionales y municipales. A pesar del apremio nacional, los ciudadanos deberán esperar un poco más por su nueva Carta Magna que modificar profundamente el sistema político chileno.
Por otra parte, las autoridades farmacológicas de Chile aprobaron este miércoles el uso de emergencia de la vacuna fabricada por el laboratorio chino CanSino, que requiere de una sola dosis y de la que se espera que lleguen al país 1,8 millones de inyecciones a partir de mayo.
La vacuna Ad5-nCoV se une así a las tres que ya han recibido la luz verde en Chile: la elaborada por el conglomerado estadounidense-alemán Pfizer/BioNTech, la del laboratorio chino Sinovac y la británica de AstraZeneca.
Chile, que tiene comprometidas más de 35 millones de dosis, es uno de los países con mayor porcentaje de población vacunada y desde el pasado febrero más de 7,1 millones de personas ya han recibido al menos una dosis (cerca de 4,2 millones las dos inyecciones).