Una niebla sucia envuelve las Islas Canarias desde hace días para preocupación de las autoridades y de muchos de sus habitantes: se trata de la calima, polvo en suspensión procedente del Sáhara, que reduce la visibilidad y repercute muy negativamente en la calidad del aire. Este miércoles, la alerta amarilla por calima afecta a todas las islas salvo a Lanzarote. La omnipresencia del polvo en suspensión puede tener serias repercusiones en salud:

– “A mí me afecta bastante, al caminar me molesta”, afirmaba una anciana en Las Palmas de Gran Canaria.

– “Yo soy alérgica y no puedo ni respirar”, añadía un joven.

– “Estamos cerca de África y esto es lo que nos toca”, afirmaba con resignación otro vecino de la ciudad.

El martes se anularon 16 vuelos en las islas por culpa de la calima. En estos momentos, Canarias registra una de las peores calidades del aire del mundo. Se espera que la situación mejore a partir de mañana.

Mala para el hombre, buena para los océanos

En algunas zonas de Canarias se están registrando concentraciones de más de 600 microgramos por metro cúbico de partículas MP10, es decir, aquellas cuyo diámetro varía entre 2,5 y 10 micrómetros. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no exponerse a más de 50 microgramos por metro cúbico, cantidad que estos días se supera con creces en todas las islas. Al tener un diámetro tan pequeño pasan directamente a los pulmones. Una exposición prolongada puede tener efectos nocivos.

La calima o polvo sahariano está compuesta principalmente por minerales, como cuarzo y feldespato, pero también transporta arcillas y óxidos de hierro. Aunque pueden ser muy perjudiciales para la salud humana, aportan minerales escasos beneficiosos para la vida en el Océano.