El coronavirus no se tomó descanso en verano. Agosto termina con 174.336 casos diagnosticados —de ellos, 23.572 nuevos desde el viernes— o, lo que es lo mismo: 5.623 diarios. Esto es casi cinco veces más que julio, el mes en el que se consolidó una segunda ola que no da signos de remitir en el conjunto de España.
Para Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), el que termina ha sido un mes “agridulce”. Aunque en su comparecencia de este lunes ha admitido incrementos “muy importantes” también ha encontrado aspectos positivos: la capacidad diagnóstica —se hacen el doble de pruebas que en julio, pero la positividad también es mucho mayor, es decir, cada vez se detectan menos asintomáticos—; no se han visto muchos más brotes de temporeros, algo que temían en Sanidad; el tamaño de los brotes de origen social “se va reduciendo” y, quizás lo más esperanzador: las comunidades con mayores crecimientos en julio han conseguido estabilizar la transmisión (caso de Cataluña) o reducirla (cosa que ha sucedido en Aragón).
“El incremento es mayor del que nos hubiera gustado, pero es esperable. Estamos detectando casi tantos casos como en el pico de marzo y abril, pero es completamente distinto a entonces. [Con la actual capacidad de detección] estaríamos en la séptima u octava parte. Pero no nos puede dejar dormir tranquilos, al menos a nosotros, la población no tiene que angustiarse, pero sí preocuparse”, ha señalado Simón.
Ildefonso Hernández, catedrático de Salud Pública y portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública (Sespas), está de acuerdo con Simón en que los casos de Aragón y, en menor medida, Cataluña pueden ser alentadores, pero califica la evolución de la epidemia de “muy preocupante”. “Lo que se ha ilustrado este mes de agosto es que no se ha tomado en serio la vigilancia epidemiológica, la detección temprana y el rastreo de casos. Si no se hace bien vamos a tener problemas en el futuro”, incide. También cree que se ha evidenciado que “las prisas” por retomar ciertas actividades, como el ocio nocturno, han sido contraproducentes. “Además creo que ha fallado la comunicación en temas como las mascarillas. Es verdad que la gente las lleva en general por la calle, pero quizás lo hace más donde es menos necesario”, concluye en referencia a espacios cerrados, donde este instrumento es mucho más útil.
La segunda ola comenzó en Aragón y Cataluña con los temporeros, de ahí se desplazó a sus capitales, donde hay mucha movilidad y concentración de personas (especialmente en Barcelona), siguió por el noreste, en Navarra y País Vasco con brotes en residencias y centros sanitarios, pero sobre todo asociados a eventos sociales, para llegar por último a la Comunidad Valenciana, Andalucía y Madrid, que concentra uno de cada cinco casos en España y vuelve a ser el mayor foco epidémico.
Esto, ha explicado Simón, coincide con los grandes desplazamientos a las zonas vacacionales. “Aunque han sido menores que otros años, se ha producido; ha habido una mezcla de personas de zonas que venían de una gran transmisión y otras que tenían muy poca. No sabemos si la vuelta de las vacaciones de julio ha podido afectar a Madrid, pero es cierto que muchos madrileños han estado fuera con otros grupos y la posibilidad de que haya sucedido es alta”, ha dicho Simón, que ha reconocido que el intercambio de viajeros en la capital “genera inquietud”. “Madrid tiene un alto riesgo porque afortunada o desgraciadamente es el núcleo básico de comunicaciones de toda España”, ha asegurado.
En esta comunidad la situación es especialmente preocupante porque la ocupación hospitalaria no para de crecer. Desde que Sanidad publicó por primera vez el dato, el 20 de agosto, los pacientes de covid-19 ingresados han pasado de 1.245 a 2.128 (un 70% más) y las de UCI, de 126 a 218 (un 73% más). Aunque la ocupación de camas con enfermos de coronavirus está al 16%, lejos del máximo de la capacidad, esto podría cambiar en semanas si se mantiene el crecimiento.
La segunda comunidad con más ocupación es Aragón, con un 13%. La gran diferencia es que allí no crece, se mantiene prácticamente estable en las últimas dos semanas. En España el porcentaje medio es del 6% de pacientes covid con respecto a la capacidad total. Hernández, de Sespas, cree que las cifras están avisando de que la situación “puede ir a peor”.
Este fin de semana se han agregado a la estadística 83 nuevos decesos, lo que suma 29.094 desde que comenzó la epidemia en España. Más de la mitad de estos fallecimientos (45) se han notificado en Madrid.