Los incidentes de violencia provocados por grupos que dicen representar a los choferes afiliados a algunas rutas continúan registrándose en el país en las narices de las autoridades llamadas a controlarlos, a pesar de que muchos terminan con personas heridas y, en el peor de los casos, fallecidas.
Dos de esos grupos, cuyas denuncias este medio se ha hecho eco en otros años, es el que todavía se impone en la carretera de Yamasá, en San Felipe, Villa Mella, y que cubre la ruta del kilómetro 18, Canaán I y II, en Punta, hasta la avenida Nicolás de Ovando con Máximo Gómez.
La seguridad de los usuarios del citado trayecto frecuentemente se ve amenazada por las pedradas a los vehículos, intimidación con armas blancas y bates, contra los conductores “piratas” y a veces vehículos familiares que son confundidos por este concho.
Sichogel y Sichomesa son las empresas que controlan la ruta de San Felipe, Villa Mella hasta la Ovando, esquina Máximo Gómez, las que cobran RD$125.00 diario a los choferes afiliados, que se quejan de que no se sienten representados por esas empresas.
Alegan los trabajadores del volante que “eso es un desorden total” porque siempre y cuando se le pague los RD$125.00 cualquier conductor, sin importar que le toque conchar, puede hacerlo, a lo que atribuyen el origen de los conflictos.
Otra ruta que está próxima a la de Sichogel y Sichomesa es la 47, del Servicio de Transporte de Villa Mella y que le que corresponde transitar por la avenida Los Restauradores hasta Sabana Perdida, cuyos conductores dicen es organizada y cuando tienen un problema familiar grave son apoyados, incluso, económicamente por esa empresa.