Un equipo internacional de investigadores ha revelado que un retrovirus antiguo, que se encuentra entre el 5 y el 10 por ciento de la población mundial, está significativamente asociado con el comportamiento adictivo. El estudio descubrió una conexión entre el retrovirus y un gen específico que podría hacer que los individuos sean más propensos a una variedad de conductas adictivas.

Las huellas de las infecciones antiguas por retrovirus se pueden encontrar en todo el genoma humano. En su mayor parte, estas pequeñas alteraciones en nuestro ADN se cree que no tienen mucho efecto patogénico en el cuerpo humano, pero un retrovirus particular, llamado HK2, llamó la atención de los investigadores. HK2 se ha encontrado ocasionalmente integrado en un gen llamado RASGRF2.

Se sabe que este gen específico desempeña un papel en la actividad dopaminérgica del cerebro, y una investigación previa ha revelado vínculos entre RASGRF2 y la adicción al alcohol.

La primera parte de la nueva investigación examinó dos cohortes diferentes, una en el Reino Unido y otra en Grecia. La cohorte griega era una colección de individuos VIH-positivos, la mitad de los cuales se infectaban a través del uso de drogas intravenosas y la otra mitad a través de rutas de transmisión alternativas. La cohorte del Reino Unido comprendía sujetos infectados con hepatitis C, nuevamente divididos entre los infectados a través del uso de drogas intravenosas y los infectados de otras maneras. En ambos grupos, la investigación encontró que aquellos sujetos con antecedentes de uso de drogas intravenosas tenían entre dos y tres veces más probabilidades de tener trazas de HK2 dentro del gen RASGRF2.

Esto ofreció a los científicos una indicación decente de que HK2 podría estar alterando la expresión de un gen en particular para predisponer a ciertas personas a un comportamiento adictivo.

La siguiente etapa del estudio trató de entender si HK2 modificaba específicamente la expresión de RASGRF2. Para responder a esta pregunta, los investigadores utilizaron la tecnología CRISPR para insertar HK2 en la ubicación exacta que se había identificado en el ADN humano dentro del gen RASGRF2. Según los investigadores, los resultados confirmaron que esta inserción sí dio lugar a cambios transcripcionales y de fenotipo significativos.

Por supuesto, una gran parte de esta investigación sigue siendo completamente hipotética, pero el estudio sugiere que HK2 potencia la actividad dopaminérgica a través de RASGRF2. La hipótesis posterior es que esto aumenta el potencial de adicción en individuos que tienen esta huella genética única. “Conocemos las funciones biológicas claras de una pequeña cantidad de retrovirus endógenos humanos”, dice Timokratis Katzourakis, codirector del nuevo estudio.

“Sin embargo, nunca antes ha habido una fuerte evidencia en apoyo de un papel en la biología humana de un retrovirus endógeno que no está fijado, en otras palabras, no compartido por todos los individuos de la población. Nuestro estudio muestra por primera vez que las variantes raras de HK2 puede afectar un rasgo humano complejo “. Aún queda trabajo por hacer para comprender mejor este mecanismo recientemente revelado.

Además de los experimentos de IRM para examinar la actividad cerebral en aquellos individuos con el gen RASGRF2 integrado en HK2, la investigación sugiere que este desencadenante específico no solo está asociado con la adicción a las drogas sino que puede implicar una predisposición a un comportamiento adictivo más general.

El estudio fue publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Fuente: Universidad de Oxford