El fuerte terremoto de 6.0 grados de magnitud en la escala de Richter que sacudió la noche del martes la costa central de Perú no dejó de momento víctimas mortales ni heridos, según el primer informe del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN) del país.
En un escueto comunicado, el organismo responsable de la atención en casos de emergencias indicó que tampoco había daños en infraestructuras, si bien el monitoreo aún continuaba en las zonas vulnerables.
Pese a lo optimista de la información oficial, imágenes de televisión y difundidas por usuarios de redes sociales reportan algunas viviendas destruidas en la ciudad de Mala, donde se ubicó el epicentro del temblor.
Asimismo, también se ha informado sobre desprendimientos de rocas que han obligado a cortar algunas carreteras, rajaduras de edificios y cuantiosos daños, pero menores, en supermercados y centros comerciales e, incluso, en el aeropuerto Jorge Chávez de Lima, que perdió parte de su falso techo.
El temblor se registró a las 21.54 hora local y el epicentro se localizó a 33 kilómetros en el océano Pacífico, a 33 kilómetros al suroeste de la localidad costera de Mala, ubicada a 91 kilómetros al sur de Lima.
El seísmo de 2007
El movimiento telúrico se originó a una profundidad de 32 kilómetros de la superficie, lo que en Mala, la población más cercana al epicentro, fue sentido con una intensidad fuerte, de grado 5 en la escala de Mercalli.
En un primer momento se reportó que el temblor había sido de una magnitud de 5,8 grados, pero luego fue corregido por el propio IGP.
El terremoto generó mucha inquietud entre los ciudadanos por la intensidad y la duración del mismo, que hizo recordar a muchos el temblor del año 2007, de 7,8 grados en la escala de Richter y que dejó centenares de muertos en Ica, Pisco y Cañete, localidades próximas a Mala.
El evento no generó ninguna alerta de tsunami en el litoral peruano, según precisó la Dirección de Hidrografía y Navegación de la Marina de Guerra del Perú.
Perú se ubica en la zona denominada Cinturón de Fuego del Pacífico, donde se registra aproximadamente el 85 por ciento de la actividad sísmica mundial.