Un estudio fascinante dirigido por científicos de la Universidad de Zurich ha descubierto información clave sobre los mecanismos que hay detrás de cómo nuestro cerebro genera nuestro sentido del yo. Los investigadores administraron la dietilamida del ácido lisérgico (LSD) a varios participantes con el fin de determinar dónde se activa nuestro sentido del yo en el cerebro y qué sucede cuando una poderosa droga psicodélica interfiere con ese proceso.

El objetivo fundamental de la investigación fue comprender mejor los mecanismos neurológicos y farmacológicos detrás de la construcción del sentido del yo por parte del cerebro. Con este conocimiento, los científicos pueden, posteriormente, esperar desarrollar nuevos tratamientos para los trastornos psiquiátricos que se derivan de las distorsiones fundamentales de ese sentido del yo, incluida la esquizofrenia o la depresión.

“El LSD desdibuja los límites entre uno mismo y los demás durante las interacciones sociales”, explica Katrin Preller, líder de la investigación. Esto hace que la infame droga psicodélica sea un candidato perfecto para examinar cómo el cerebro distingue entre uno mismo y los demás. El estudio administró 24 sujetos ya sea LSD, LSD en combinación con ketanserina o un placebo.

La ketanserina es un compuesto que se sabe que inhibe muchos de los efectos de la LSD al bloquear el receptor 2A de la serotonina (receptor 5-HT2A). Cada sujeto se encontraba en un escáner MRI mientras se sometía a una serie de simulaciones de interacción social con un avatar virtual. Además de las imágenes cerebrales, los movimientos oculares de los sujetos fueron monitoreados para rastrear si estaban o no siguiendo la mirada del avatar virtual.

“Esto nos permitió mostrar que las regiones cerebrales que son importantes para distinguir entre uno mismo y los demás eran menos activas bajo la influencia del LSD”, dice Preller. “Y esto también cambió las interacciones sociales”.

El estudio demostró la actividad cerebral alterada por LSD en varias regiones previamente identificadas como fundamentales para desarrollar una autorrepresentación coherente durante la interacción social, incluida la corteza cingulada posterior, la corteza prefrontal medial y la circunvolución angular. Sin embargo, lo más importante fue la observación de que la ketanserina normalizaba los efectos del LSD hasta el punto en que el grupo influido por la ketanserina y el LSD mostraba resultados similares a aquellos bajo el efecto del placebo.

Estos resultados sugieren fuertemente que el receptor 5-HT2A juega un papel fundamental en el desarrollo de la autoconciencia y la diferenciación entre uno mismo y los demás. El valor de esta investigación es doble. Además de simplemente aumentar nuestro conocimiento de cómo funciona el cerebro bajo la influencia de drogas psicodélicas, se sugiere que diferentes afecciones psiquiátricas podrían tratarse manipulando las vías del receptor 5-HT2A.

Los pacientes con esquizofrenia, que padecen una incapacidad para generar un sentido estable de sí mismos, podrían beneficiarse de los antagonistas del receptor 5-HT2A. Por otro lado, los pacientes con un mayor auto foco, que padecen depresión, podrían beneficiarse de los agonistas del receptor 5-HT2A.

Este notable estudio es parte de una nueva ola de investigación psicodélica que recorre el mundo. Después de que la criminalización del LSD en la década de 1960 frenara la investigación durante décadas, muchos científicos están impulsando nuevos estudios sobre la asombrosa droga y con la ayuda de las modernas técnicas de imagen, estamos descubriendo ideas revolucionarias sobre el misterioso funcionamiento de nuestro cerebro. El nuevo estudio fue publicado en la revista JNeurosci.

Fuente: Universidad de Zurich