El apartamento de 300 metros cuadrados (3.230 pies cuadrados), donde vivió la mano derecha del papa anterior, se veía incluso mejor tras una reforma de 422.000 euros (481.000 dólares).

¿Quién pagó la cuenta? La fundación del Hospital Pediátrico Bambino Hesu (Niño Jesús), que recauda dinero para niños enfermos en el “hospital del papa” en Roma.

Una investigación reciente de The Associated Press reveló una pesquisa secreta del Vaticano en 2014 que descubrió que durante una dirección anterior, el hospital se había “centrado más en los beneficios” que en la atención a los pacientes.

Ahora, las reformas en el piso del cardenal Tarcisio Bertone han derivado en un juicio penal que arroja luz sobre cómo se gastó parte de ese dinero.

El Vaticano llevará a juicio el martes al expresidente del hospital, Giuseppe Profiti, y al extesorero del centro, Massimo Spina, acusados de desviar donaciones al hospital para renovar la residencia de Bertone. El tribunal Vaticano, situado apenas a unos metros del palazzo en cuestión, ha advertido que los dos acusados serán juzgados en ausencia si no se presentan.

Se trata de un nuevo escándalo financiero para el papa Francisco, que intenta acabar con siglos de turbios negocios en la ciudad estado más pequeña del mundo. Y coincide con la bochornosa salida del principal asesor financiero del pontífice, el cardenal George Pell, que regresó a su Australia natal esta semana para afrontar un juicio sobre acusaciones de abusos sexuales que habrían ocurrido hace años.