El presidente de EE.UU., Donald Trump, ha emitido una declaración de emergencia para Alaska, ordenando asistencia federal para apoyar los esfuerzos de respuesta estatales y locales en las áreas afectadas por el potente terremoto de magnitud 7,0 ocurrido este viernes.

La medida permite al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y a la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) coordinar las labores de socorro en el área.

El gobernador del estado, Bill Walker, ya había declarado el área afectada como zona catastrófica y ha afirmado que está en contacto con la Casa Blanca.

“Su Gobierno federal no escatimará en gastos”

Horas antes, el presidente había prometido a través de su cuenta de Twitter que el Gobierno ayudará a los habitantes de Alaska afectados por el terremoto.

“Al gran pueblo de Alaska. Han sido golpeados con fuerza por uno ‘grande’. Sigan las instrucciones de los profesionales altamente capacitados que están allí para ayudarles”, escribió el mandatario. “Su Gobierno federal no escatimará gastos. ¡Dios los bendiga a todos!”, concluyó.

Donald J. Trump

@realDonaldTrump

To the Great people of Alaska. You have been hit hard by a “big one.” Please follow the directions of the highly trained professionals who are there to help you. Your Federal Government will spare no expense. God Bless you ALL!

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El epicentro del terremoto se ubicó a tan solo 13 kilómetros de la ciudad más grande del estado, Anchorage, y a 40 kilómetros de profundidad. Pocos minutos después del primer terremoto, el USGS registró una serie de nueve réplicas de magnitud de 3,4 hasta 5,7 en la misma zona. Las autoridades emitieron una alerta de tsunami, que más tarde fue anulada.

El Departamento de Policía de Anchorage señaló en un comunicado que el sismo ha causado “un daño importante en la infraestructura”. “Muchas casas y edificios están dañados, muchas carreteras y puentes están cerrados“, indicaron las autoridades, que instaron a los residentes a mantenerse alejados de las carreteras si se ven en la obigación de conducir y a “buscar refugio seguro”.