El canciller peruano Ricardo Luna (Lima, 1940), un veterano diplomático de este país, ha logrado con su iniciativa de reunir a los países clave de América Latina en un inédito encuentro extraordinario para tratar la crisis de Venezuela algo impensable hace unos meses: una rotunda unidad para condenar la deriva del régimen de Nicolás Maduro y sobre todo algo más contundente: la decisión de los 12 países firmantes –entre ellos Brasil, Canadá, Argentina, México y Colombia, todos los países grandes de la región salvo EEUU, que se quedó fuera de forma buscada, para evitar la crítica fácil de llos venezolanos- de no reconocer ningún acto, contrato o compromiso financiero que no sea autorizado por la Asamblea Nacional controlada por la oposición.
Durante una entrevista con EL PAÍS en el espectacular palacio colonial de Torre Tagle, sede de la cancillería, Luna se muestra convencido de que el nuevo consenso muestra un giro definitivo en América Latina al que se sumarán en algún momento los pocos países que aún apoyan a Maduro, en especial Ecuador y Bolivia. El presidente venezolano, señala Luna, va a acusar el golpe de una declaración como la de Lima.
“La táctica de Maduro hasta ahora es ganar tiempo. Toma decisiones y después da marcha atrás. Él no se esperaba que 12 países de América Latina, y cuatro del Caribe que nos acompañaron aunque no firmaron la declaración, tomaran una posición tan clara. Prácticamente toda la región latinoamericana y Canadá dice ahora con claridad que ya no se puede hablar de régimen democrático en Venezuela, porque ya es una dictadura. Eso es algo muy difícil de manejar para Maduro”, explica.