Por Dr. Víctor Garrido Peralta
Dedicamos esta reflexión para quienes han nacido de nuevo en Cristo y madurado en el evangelio. Veamos, hay un reino invisible en el cual el único Dios viviente ha dejado claro que existen más entidades sobrenaturales debajo de Él, no iguales a Él. Con dicha afirmación no hacemos referencia al henoteísmo (forma de las religiones en que hay una divinidad suprema a la vez que otras inferiores a ella).

En 1 Corintios 10:19-21, Pablo nos explica que cuando vamos a un templo pagano debemos entender que allí hay un portal hacia un reino que no se ve, nos afirma que hay espíritus malignos detrás de estos ídolos; clarifica que el versículo 20 es en realidad una cita de Deuteronomio 32:17, donde dice que sacrifican a los demonios y no a Dios. En Deuteronomio 7 y en otros libros de la Biblia, Jehová nos advierte sobre la idolatría.

Refiriéndose a Deutoronomio 32:17, Pablo en su carta a la iglesia de Corinto nos enseña que al sacrificar a esas piezas de madera o piedra se está sacrificando a los demonios detrás de ellas. ¿Y quiénes son esos principados? Cuando el Creador dividió la raza humana permitió una entidad sobrenatural por área geográfica, la que a su vez tiene un principado más bajo. Tras cada nación hay un alto nivel sobrehumano de potestades que Dios le ha permitido a Satanás tomar, y es tarea de los cristianos desterrarlo.

Por otro lado, Daniel 10:13 cita al príncipe del reino de Persia que está sobre un territorio que hoy corresponde a Irán; de ahí que instamos a los dominicanos a abstenerse de asistir a cultos paganos, solicitar que se hagan trabajos espirituales a su favor y de ofrecer sacrificios, sean de sangre o no. Compañeros de fe, llamemos a no participar, ni visitar esos altares, a no buscar esas “ayudas”, pues quienes lo hacen pueden estarse involucrando en un dominio sobrenatural del que deben mantenerse alejados por las secuelas que produce.

Génesis 6 muestra cómo estas entidades bajaron a la tierra y tuvieron relaciones sexuales con mujeres. Asimismo, se habla de ello en el Salmo 82, donde se describe a seres sobrenaturales de alto nivel que abusaban de los humanos.

Podemos leer en la Biblia que nuestro Padre celestial es más grande que todos los demás dioses. Si no existiesen esos seres, la nuestra sería una alabanza vacía. En 2 Corintios 4:4, Satanás es llamado el “dios de este mundo”; igualmente, en 1 Samuel 5 se nos relata cuando el Arca del Pacto, la cual representa la presencia de Dios, sale de los límites geopolíticos de Israel, entra en el reino de los filisteos y estos la llevan al templo de su dios, Dagón, poniéndola ante él. Ocurrió que a la mañana siguiente estaba Dagón sobre su rostro delante del cofre con las manos rotas, como diciendo “me rindo al Dios vivo y verdadero”. El Todopoderoso en el Arca produjo la postración de Dagón.

Los cristianos de esta tierra de Dios estamos en guerra contra principados espirituales a nivel geográfico, los cuales en las últimas décadas han logrado entronarse en el Palacio Nacional y en todo el territorio dominicano. Nuestras batallas no son dirigidas hacia las personas que pertenecen al Partido de la Liberación Dominicana (PLD), sino frente a lo que muchos de ellos representan. Es una conflagración a Satanás y sus demonios, quien se vale de individuos para sus infernales fines.

Hermanos en Jesucristo, estamos librando una contienda espiritual sin precedentes en nuestro país. Para nadie es un secreto la vertiginosa proliferación de brujos, altares, templos satánicos y ritos de la oscuridad a quienes algunos inmigrantes, connacionales y autoridades pasadas rinden culto. En consecuencia, observamos el incremento de la criminalidad, de los feminicidios, suicidios, divorcios, violaciones, abuso a menores, drogadicción, alcoholismo, asesinatos, aberraciones sexuales y la multiplicación de antros del mal.

El pueblo de Dios en la República Dominicana necesita entender que no debe pertenecer ni apoyar a una organización política que, como el PLD, sustenta su discurso en mentiras (Satanás es la mentira), engaños, saqueo del erario público, enriquecimiento ilícito, coerción, patrañas, sobornos, contrabando y asegurándose fidelidades a cambio de favores y servicios irregulares, todo ello en total oposición al cristianismo (Cristo es la Verdad).

Una gran cantidad de cristianos trata de ignorar en sus templos y prédicas alrededor de un tercio del nuevo testamento; es en esa parte donde se nos enseña lo sobrenatural. Muchas congregaciones cristianas juegan a la iglesia de un día por semana sin medir el grado de compromiso contraído con el Padre celestial, como Su ejército en el planeta.

Es tiempo ya de que la iglesia de nuestro Salvador entienda que tenemos que clamar por nuestra tierra, obrar para que las cosas pasen en lo espiritual y en lo material, debemos a la vez ayunar y buscar el rostro de Dios de forma que Su gracia, misericordia y paz cubran la República Dominicana.

Hace alrededor de 400 años en Almolonga, ciudad guatemalteca, montaron un santuario demoníaco llamado Maximón cuando las cosechas fallaron. A partir de entonces los índices de alcoholismo y criminalidad subieron, tenían las tasas de pobreza, suicidio y violencia doméstica más altas. Finalmente, los cristianos reconocieron la guerra espiritual a la que estaban siendo llamados e iniciaron el enfrentamiento, comenzaron a orar, a ayunar y a clamar a Dios. El avivamiento que se produjo en las iglesias fue impresionante.

Poco después, los “sacerdotes” de la entidad demoníaca dijeron que tenían que irse de la ciudad, varias personas le preguntaron el motivo de su partida y ellos manifestaron que se sentían acosados. Les pidieron detalles de ese supuesto acoso: ¿alguien los molesta? ¿Han sido agredidos? ¿Fueron atacados sus templos, casas u otras propiedades? A todos los cuestionamientos respondieron negativamente, pero aseguraron tener la sensación de que debían marcharse del lugar, así que se llevaron el santuario pagano.

Con la deidad demoníaca fuera de la ciudad, rápidamente de sus 36 bares y clubes nocturnos quedaron solo tres. El abuso conyugal se redujo drásticamente, el director de la policía local declaró que en la década de los ochenta los sábados necesitaban autobuses, pues sus penitenciarías se abarrotaban de prisioneros que tenían que trasladar a otras ciudades. Luego del avivamiento logrado, terminaron cerrando las cárceles porque ya no había crimen en Almolonga.

Las iglesias estaban en auge, además, la delincuencia se redujo a casi nada, pero el cambio más dramático lo fue el aumento de la fertilidad del suelo, prácticamente de la noche a la mañana. La BBC reportó que daba la apariencia de que un manantial brotaba del interior de la tierra. Hoy se están cultivando vegetales gigantes en esa ciudad.

Destronemos de nuestro terruño la oscuridad imperante, hagamos para que los miles de altares y rituales paganos salgan de Quisqueya, porque sin combate no hay victoria.

Dios bendiga abundantemente la República Dominicana.