El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, declaró este jueves que si Pekín ocupa la isla Thitu, situada en el mar de la China Meriodional, podría estallar una guerra entre ambas naciones, informaron este sábado medios locales.
“Esto no es una advertencia, es solo un consejo para mis amigos, ya que somos amigos de China. No pienso suplicar. Simplemente pido a China que se despida de [la isla] Thitu porque tengo a mis soldados allí“, dijo Duterte durante un acto de campaña celebrado en la isla de Palawan. “Esta isla nos pertenece. China nunca haría eso, a menos que quiera una guerra contra nosotros”, añadió el mandatario filipino.
“Se tragaron el mar de la China Meriodional”, dijo Duterte, que recordó que los filipinos han estado en ese territorio desde 1974. “Si es vuestra, ¿por qué no nos pedisteis que nos fuéramos? Seamos amigos, pero no toquéis esa isla ni el resto”, aseveró el mandatario.
“Juego de geopolítica”
Asimismo, Duterte aseguró que si en medio de esa disputa territorial —que calificó de “juego de geopolítica”— arrestan o matan a algún filipino, entonces decidirá qué hacer. No obstante, el presidente reconoció que si estallara una guerra entre Manila y Pekín “nunca la ganarían” y solo enviaría a sus hombres “para ser sacrificados”, situación para la que dice no estar preparado.
Las palabras de Duterte llegan horas después de que el Ministerio de Asuntos Exteriores filipino (DFA, por sus siglas en inglés) informara que entre enero y marzo de este año han detectado la presencia de más de 200 embarcaciones chinas cerca de la isla Thitu, tildando esta actividad de “ilegal” y de violación de la soberanía de Filipinas.
El mar de la China Meridional se ha convertido en un foco de disputas territoriales que involucra a China, Vietnam, Filipinas, Indonesia, Malasia y Brunéi. Pekín ha estado construyendo islas artificiales y desplegando infraestructura militar en los archipiélagos de Spratly y Paracelso para consolidar su derecho sobre ellas, pese a las protestas encabezadas por sus vecinos y por EE.UU., que temen la creciente influencia del gigante asiático en la región.