Guerras de pandillas, asalto de cárceles y grandes protestas tienen sumida a Haití en una anarquía total desde el magnicidio del presidente Jovenel Moïse, en 2021. El agravamiento de la crisis sociopolítica y económica en el país está desembocando ahora en un éxodo masivo de haitianos. ¿Se ha convertido Haití realmente en un Estado fallido? ¿Qué necesita el país caribeño para salir de esta profunda crisis?

La dimisión del primer ministro Ariel Henry, en el poder desde el asesinato de Moïse, sería un primer paso para reestablecer la gobernabilidad en el país, que no celebra elecciones desde 2016. Henry debía haber abandonado el gobierno en febrero, pero siguió en el cargo tras un acuerdo con la oposición. Por ello, las pandillas armadas que controlan gran parte del país atacaron la sede presidencial, el aeropuerto y las prisiones, de las que se fugaron unos 3.000 presos. 

“La dimisión de Henry no va a cambiar nada, pero es parte de la solución. La gente quiere ver otra cara, aunque esa cara podría ser peor. Henry ha sido indolente hacia el sufrimiento del pueblo”, dice en entrevista con DW el economista y politólogo haitiano Joseph Harold Pierre, que es director del Centro para el Desarrollo Estratégico del Caribe. 

La prioridad: resolver la inseguridad 

Tras la dimisión de Henry se ha formado el denominado “consejo presidencial de transición”, que está compuesto por siete miembros de los mayores partidos polítcos del país, el sector privado y el Acuerdo Montana, una coalición que había propuesto un gobierno interino tras el asesinato de Moïse. 

“Este consejo sí va a poder hacer un mejor trabajo. Haití es actualmente un Estado fallido que no puede garantizar seguridad ni para sí mismo”, señala con optimismo Pierre. Sin embargo, el investigador colombo-haitiano Wooldy Edson Louidor, de la Pontificia Universidad Javeriana, explica que varias organizaciones vienen denunciando a algunos miembros de dicho consejo por tener implicaciones criminales en anteriores regímenes. “Evidentemente, hay que poner también atención a estas denuncias”, indica Louidor.

Manifestantes cargan un ataúd con la imagen del primer ministro Ariel Henry durante una protesta.
Manifestantes cargan un ataúd con la imagen del primer ministro Ariel Henry durante una protesta.Imagen: Joseph Odelyn/AP Photo/picture alliance

La única manera de que la nación caribeña pueda salir adelante, cree Louidor, es que “los haitianos se pongan de acuerdo para poner al país por encima de sus intereses, y que todos -la diáspora y la gente dentro del país, ricos y pobres, y las fracciones políticas- busquen una solución haitiana a esta situación de caos y desorden”.

¿Apoyo a intervención internacional?  

Según el experto Pierre, la principal razón de la grave situación haitiana es que Haití no cuenta con élites que funcionen como soporte de los gobiernos. “Para que exista un Estado, tiene que haber detrás una élite económica, política e intelectual”, enfatiza. Pero eso sería, en el mejor de los casos, una perspectiva a largo plazo, ya que lo que urge de inmediato es “solucionar el problema de la inseguridad, y para ello se necesita una misión fuerte y determinada”, subraya.  

En ese sentido, Pierre apoya una intervención de fuerzas extranjeras en el país. “Lo ideal sería ayudar a la Policía a resolver el problema, pero esta es demasiado débil y también tiene miembros que están vinculados con las bandas. La solución sería que una misión extranjera interviniera Haití”, plantea el politólogo. 

Por su parte, Louidor prefiere que se fortalezca a la Policía haitiana para que pueda luchar contra las bandas armadas: “Esto se debe hacer con el apoyo internacional en términos de estrategias o apoyos logísticos, pero se recomienda el respaldo de la población civil haitiana y las organizaciones de derechos humanos”, apunta.

El Gobierno de Kenia había prometido el envío de policías para liderar una misión internacional contra las bandas criminales, supervisada por la ONU. Por ese motivo, Henry había visitado la capital keniana, Nairobi, desde donde no pudo regresar a su país debido al brote de violencia que causó el cierre de los principales aeropuertos haitianos. El mandatario se encuentra actualmente en California, Estados Unidos, luego de abandonar Puerto Rico, país desde donde anunció su renuncia. 

Soldados dominicanos vigilan a los haitianos que hacen cola para cruzar la frontera.
Soldados dominicanos vigilan a los haitianos que hacen cola para cruzar la frontera.Imagen: Fran Afonso/REUTERS

Solución internacional y duradera

Pero a Pierre le parece que una intervención keniana ofrece pocas garantías de éxito. “No estoy muy convencido de una intervención de Kenia, yo preferiría que fuera una de países desarrollados, como Estados Unidos, Canadá o Francia”, sostiene. 

Washington, al menos, no ha descartado por ahora el envío de fuerzas a Haití como parte de una “solución internacional” para hacer frente a la espiral de violencia que enfrenta el país. Pero organizaciones como Amnistía Internacional ven de forma crítica este tipo de intervenciones extranjeras y exigen, en su lugar, soluciones duraderas. 

“Las soluciones militares o intervenciones externas no han abordado las causas de la crisis, y, por ello, lejos de avanzar hacia una estabilidad sostenible, han dejado a su paso un legado de violaciones de derechos humanos e impunidad que continúa”, expresó la semana pasada Ana Piquer, directora para las Américas de Amnistía Internacional. 

Los expertos Pierre y Louidor coinciden en que Occidente y la comunidad internacional tienen cierta responsabilidad por lo que está ocurriendo en Haití, también por el pasado colonial o la ocupación estadounidense. 

Si Haití se estabiliza, resalta Pierre, tiene un “gran potencial económico”, teniendo en cuenta que más de la mitad de la población haitiana, de once millones y medio de habitantes, tiene menos de 25 años. “Primero se tendría que educar a esta población, crear trabajo, y después invertir en otras industrias. Pero para que haya inversión extranjera, el país tiene que volver a funcionar”, insiste Pierre. 

(cp)