Este domingo 16 de agosto será la tercera vez, posterior a la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, que un secretario de Estado de Estados Unidos asiste a la toma de posesión de un presidente dominicano, lo que envía un mensaje directo de cuál es la expectativa sobre los temas fundamentales que tiene Estados Unidos con el gobierno que encabezará Luis Abinader a partir del próximo 16 de agosto.
Las autoridades norteamericanas tienen interés de frenar el declive de su hegemonía como socio político y comercial de República Dominicana y de solidificar las relaciones entre ambos países, que se vieron afectadas por la política exterior desarrollada por el presidente saliente, Danilo Medina.
Politólogos coinciden en que, con la visita al país del Secretario de Estado, Mike Pompeo, en el marco de la juramentación de Abinader, Estados Unidos busca afianzar su posición para no permitir que las relaciones que mantuvo el actual gobierno con China lo desplacen en poder e influencia en la región.
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“El hecho de que una misión de tan alto nivel visite la República Dominicana replantea nuestras relaciones en el marco de la geopolítica del Caribe, en momentos en que América Latina, en sentido general, no es prioritario para la política de los Estados Unidos”, asegura Freddy Ángel Castro.
Sin embargo, volver a ocupar su rol de actor protagónico y de primacía como socio comercial no es la única prioridad de las autoridades norteamericanas. A juicio del politólogo Ricardo Pérez, Estados Unidos busca sincronizar con el nuevo gobierno su política contra la corrupción.
Explica que una muestra de eso es que, además de Mike Pompeo, vendrá al país el subsecretario interino de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de Estados Unidos, Michael G. Kozak, quien ha criticado de manera pública y exhortado a los gobiernos de la región a luchar contra el flagelo de la corrupción, haciendo énfasis en el caso Odebrecht.
“Estados Unidos no ha estado conforme de cómo se ha manejado el caso Odebrecht en República Dominicana, eso también es conocido y, el hecho de que esa persona también acompañe a Mike Pompeo en esa delegación, pienso que es un mensaje bastante directo de cuál es la expectativa que tiene Estados Unidos con este nuevo gobierno que se juramenta, en materia de persecución de la corrupción y de, digamos, del término de la cultura de impunidad que ha imperado por tanto tiempo en la República Dominicana”, sostiene Pérez.
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De su lado, el politólogo Jatzel Román resalta la sintonía que ha mostrado el presidente electo con el gobierno de Donald Trump y de sus intenciones de fortalecer y restablecer las relaciones bilaterales.
“Estados Unidos representa para nosotros el mayor inversionista extranjero, el grupo turístico, el principal destino para nuestra diáspora, el mayor destino de nuestras importaciones y representa para nosotros el mayor origen de las remesas hacia nuestra economía, así que tenemos que verlo como una gran señal y como un gran símbolo de lo que es la amistad entre República Dominicana y Estados Unidos que debe significar también el punto de partida para lo que será avance y no retroceso como ocurrió en los últimos ocho años”, apuntó Román.
El especialista destaca que en ocho años de gobierno de Danilo Medina no hubo una sola visita oficial del mandatario a Washington ni relaciones bilaterales y que el único intercambio que se registra fue el que sostuvo con Trump en Mar a Lago (La Florida), en marzo de este año, en el marco de un encuentro del presidente estadounidense con gobernantes de varios países del Caribe, para tratar sobre la cooperación regional y de la crisis en Venezuela.
“Fueron ocho años de gobierno de Danilo Medina, fueron dos periodos completos en los cuales no hubo buena relación, incluso con dos administraciones distintas, porque en 2012-2016 estaba Barack Obama, y de 2016 en adelante está Donald Trump, así que no se trata de un tema coyuntural”, afirma Román, al mencionar que entre los factores que influyeron en el alejamiento de ambas naciones figura la posición de Medina respecto al gobierno de Venezuela, lo que calificó como una política errada.Otros secretarios de Estado en RD
En 1978, Cyrus Roberts Vance asistió a la toma de posesión de Antonio Guzmán, en representación del gobierno estadounidense encabezado por Jimmy Carter, lo que por el contexto político representó un mensaje de transición, según explicó el politólogo Román.
Cyrus Vance tenía una relación muy cercana con nuestro país, ya que, en 1965, siendo subsecretario de Defensa americano, fue uno de los mediadores para el cese de la Revolución de Abril y favoreció lo que se denominó “La fórmula Guzmán”, mediante la cual se le propuso a Antonio Guzmán asumir como presidente interino de República Dominicana en lo que se organizaban unas elecciones libres.
Mientras que, en 1986, George Shultz encabezó la delegación estadounidense que representó al entonces presidente Jimmy Carter en la juramentación de Joaquín Balaguer.
Para entonces, las prioridades de Estados Unidos estaban enfocadas hacia Centroamérica, por lo que Balaguer, quien había gobernado por 14 años en períodos diferentes, representaba un aliado estratégico para sus intereses, por lo que el mensaje de la visita de Shultz era de alineamiento político, según Román.
Así como Cyrus Vance y George Shultz jugaron un papel protagónico para la transición política de República Dominicana, Mike Pompeo fue el funcionario que hizo una llamada al presidente Medina en 2019, que muchos atribuyen a fue la causa de que se desmontara el alegado intento reeleccionista del saliente presidente.
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Durante su periodo como candidato presidencial, Luis Abinader y su equipo político no solo se enfocaron en las estrategias que desarrollarán en el plano local, sino que fueron diseñando la agenda bilateral de cara a un próximo gobierno.
Para lograrlo, el presidente electo se valió de las relaciones que mantiene con importantes miembros del Congreso de los Estados Unidos, según el politólogo Freddy Ángel Castro, que mencionó a los senadores republicanos Marco Rubio y Ted Cruz, al demócrata Cory Booker y a la actual embajadora americana en el país, Robin Bernstein, como sus amigos.
“Abinader tenía plenitud de conocimiento en términos de lo que estaban pensando los círculos de poder de los Estados Unidos en relación a la República Dominicana. El trabajó esas relaciones internacionales con importantes congresistas demócratas y republicanos en el marco del establishment alrededor de Donald Trump y sus representantes en el país”, planteó.
En declaraciones a la prensa, el presidente electo ha definido la relación con Estados Unidos como “muy especial” y anunció que va a aumentar los intercambios bilaterales por considerar que es el principal aliado del país.
Adelantó que se van a extender acuerdos y alianzas “sin precedentes” con Estados Unidos en lo relativo al comercio y la atracción de inversiones de empresas estadounidenses, en especial del área de zonas francas.